Cazador II

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Cristian

El techo de su cuarto era de color blanco, aunque la noche lo pintaba de azul cielo, como el que vio al ascender al espacio..., cerró los ojos para verlo de nuevo, observó el azul, el café, el verde...., el verde.

Vió de nuevo al niño, su cara blanca, sus ojos verdes perder la gracia..., Su dolor..., su miedo.

Se vió a si mismo, aunque el no tenía lo ojos verdes, la complexión del muchacho, el color de piel..., podría considerase un espejo de Cristian a esa edad.

Pero más que en la apariencia, más que cualquier cuestión física, el miedo del niño..., Era idéntico al suyo cuando atacaron su ciudad.

Aún era tarde, pero no faltaba mucho para que iniciarán las clases.

El y sus amigos eran posiblemente uno de los mejores equipos de la academia, si no que el mejor, les conocían como equipo Morfeo.

Los equipos eran de 5 o 4, donde 2 eran pilotos de un Cazador, otro era un mapadeador, su tarea es ubicar al Cazador en su entorno, más o menos como un copiloto, mientras que el último era un rastradeor, ellos se encargaban de buscar e ubicar los objetivos.

Se levantó de su cama, aún tenía puesta la ropa del día anterior, no había podido dormir el poco tiempo que disponía para hacerlo, Eric estaba dormido, Cristian no podía comprender el como podía dormir después de aquello.

Se quedó en la negrura de su cuarto, observando su ventana, no podía quedarse ahí, necesitaba calmarse

Tomó la chaqueta que traía desde la Isla Napoleón, su celular y unos audífonos, se puso la sudadera y salió de su cuarto decidido.

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Andaba sólo por los alrededores de la Isla Magna, más específico por las orillas y pasillos del Colegio, sólo andaba, pero no podía dejar de ser aquel chico de ojos verdes, el miedo movía a las personas, las impulsaba a buscar lo peor de si mismos, todo para dejar de sentirse así.

Cristian llegó a la salida del campus, vió al guardia de seguridad sentado en su silla, dentro de su pequeña oficina. Este estaba dormido, Cristian pasó como si nada.

Seguía caminado hacia la estación de tren, se puso los audífonos, puso música, le gustaba más la música previa a la guerra, la actual le hacía vomitar, era repugnante, claro, sólo para el, ya que a muchos otros les gustaba.

Tomó el tren, hacia la Isla Kan, donde vivían se producía la comida, el sector agrícola.

Le gustaba ir ahí cuando quería estar solo, o con alguna chica de 5to o 6to año, el olor del pasto, de los trigales, el pasto suave, le gustaba tumbarse debajo de un viejo árbol de mango que sobresalía en una pequeña colina, este le daba sombra siempre que Cristian lo necesitaba.

Cuando llegó al lugar se sentó debajo de su viejo amigo, el olor a mango empezado a fermentar le recordaba que nada es perfecto, aunque ese lugar podría serlo, nada es perfecto, personas, animales, plantas, lugares, los Orat, los Cazadores, él mismo, absolutamente nada.

Se quedó ahí hasta el amanecer, el naranja cubrió el cielo, la obscuridad le daba pasó a la luz, observó la luz en el horizonte, esperando, esperando a dejar ir esa parte de su pasado, donde el tenía miedo, cuando atacaron a su ciudad, la imagen mental de su madre, sonriendo feliz, la imagen cuando está lo quemó en las muñecas.

Dejar ir la imagen de él y su padre irse de su hogar, refugiándose en las islas.

Espero, espero, y espero, pero eso nunca pasó

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Estaba de camino a la Isla Magna,a l CDO cuando oyó en las noticias lo del Orat que murió la noche anterior.

"-La manifestación de los DO será mañana, a las 9:00, tome sus precauciones, en otras cosas, esta con nosotros la doctora Martha Fleiz, rector de la CDO, hablaremos de la situación de los Orat en la Union, es un gusto verla aquí-

-Gracias Bill, a mi también me alegra verte-

-La gente tiene varias opiniones, ¿No lo crees Martha? Algunos piensan que este acto es indiscutiblemente inhumano, según muestran los vídeos, y quieren una respuesta menos agresiva de parte del gobierno a hacia los Orat, otros sin embargo aplauden este acto, ¿tu que crees?-

-Debo decirte mi querido Bill, que para mí este acto es de aplaudir, no entiendo a la organización de Derechos de los Orat, recuerden que ellos iniciaron una guerra, la cual terminó en casi una exterminación completa-

-Martha, creo que desacuerdo contigo, todo mundo sabe lo que pasó durante la guerra, pero ya la hemos ganado, pero aún así no se deja de perseguirlos, en guerras anteriores se hacían acuerdos, de paz, no se cazaban-

-Bill, la gente quiere seguridad para si mismas, unos acuerdos de papel no tendrán efecto en alguien que tiene el poder para pasar sobre ellos-

-¿Y nosotros tenemos el poder para hacerlo?-..."

Cristian siguió caminando, el no tenía opinión, se sentía confundido, al igual que cuando tenía 10, la destrucción que los Orat causaron fue devastadora, perdió amigos ese día, pero perdió algo más importante.

Aún recuerda al Firo de su casa, quemandolo todo, pero no era intencional, solamente fue un accidente.

Cuando llegó a La Unión(Islas) , le habían hecho pruebas de que el no fuera uno de ellos, de que el no tuviera ningún gen diferente al de una persona normal, que tuviera 24 pares de cromosomas, no 25...

Cuando llegó al Colegio De Operadores, se sorprendió, ya era baste tarde como para ir a clase, no le importaban, ahora no, siempre había tenido las agallas para matar, pudo hacerlo con la Firo del bosque, pero la máquina y la realidad son cosas diferentes...

Realmente mueres afuera, donde eres vulnerable, pero te proteges al llevar una coraza de un material creado por el hombre.

Lo que le sorprendió fue que el guardia lo esperaba en la puerta, junto con una la rectora Martha Fleiz mirándolo severamente

-Los encontraron-

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