Escribe, Terry, escribe

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La cama de esa habitación era muy cómoda. Me dormí de un tirón y desperté al día siguiente con el sonido de una campana. Alguien tocó la puerta.
-Pase- dije entre el sueño y la realidad.
Era una mucama. Abrió con cuidado la puerta. Vestía un uniforme blanco pálido con un delantal bordó, como el color de la casa. De tez oscura, baja estatura y entrada en años, al verme dejó ver una gran sonrisa tan blanca como su uniforme.
-Señorita Carol, su rico desayuno la espera en planta baja. Aquí le dejo un kit de aseo nuevo.

Salí de la cama, agarré el kit de aseo y me dirigí al baño. ¿Tanto le gusta el bordó a Leonne? Me vi en el espejo y me sonreí. Al fin estaba en un refugio, no soportaba estar en ese hospital tan tétrico sin recibir visitas ni nada de eso. Me pregunté si mi familia, aparte de mis padres, se enteraron de lo sucedido. Si fuese así, ¿por qué no vinieron a visitarme? 

Recordé mi cuaderno nuevo verde manzana. No lo veía desde que fui a la oficina de Leonne. Salí del baño, me cambié y bajé para el desayuno. Terry estaba sentado en la mesa con un café sin tomar frente a él. Su cara de dormido era fatal.
-Buenos días Carol, ¿cómo pasaste la noche?- preguntó en cámara lenta.
-Bien, ¿y tú?
-Muy bien por suerte- mintió.
-Terry.
-Dime.
-¿Por casualidad has visto mi cuaderno nuevo? ¿El que me dieron en el hospital? ¿El verde manzana que llevé a la oficina de Leonne?
-Mmm... no, no lo vi. ¿Quieres que le pregunte a Leonne si lo vio?
Asentí. Terry fue hasta el teléfono de línea que estaba en la cocina y en menos de 2 minutos volvió para la mesa.
-Sí, lo tiene ella. Cuando venga te lo trae. ¿Necesitas escribir?
-Si... Pero no importa, puedo aguantarme por ahora.
-¿Qué te gusta escribir?- preguntó mientras sacaba disimuladamente su libreta.
-Escribir en general- respondí sin dudar. -Escribir me calma, todo sale de mi cabeza sea poesía, novela o sólo palabras sueltas... Mis cuadernos son todas las capas de piel de mi cuerpo,  me protegen.
Vi cómo Terry intentaba escribir todo eso en su libreta. ¿Por qué escribe de esa manera? Me da igual por ahora que tenga registro de lo que digo, es lo que tiene que hacer... Pero, ¿por qué no escribe de verdad? ¿Por qué no siente el placer al dejar la tinta impregnada en la hoja como yo lo siento?
-¿Te gusta escribir, Terry?- cuestioné.
-A veces sí, a veces no... Depende de mi estado de ánimo. Suelo escribir cuando no me siento del todo bien.
-Nunca vas a sentirte del todo bien- le informé mirándole a los ojos. -Escribe, te lo dice una pequeña de 9 años... Escribe, Terry.
-Lo intentaré- dijo ya despierto iluminando el comedor con sus ojos.

La Infeliz -Mili MarLat- CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora