Bloody Temptation.

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Observé con la nariz arrugada el nuevo uniforme que yacía tendido sobre mi cama, el hecho de tener que empezar con una nueva institución me parecía algo un tanto intimidante teniendo en cuenta que nos encontrábamos a mitad del semestre y que yo había pasado toda mi vida recibiendo mi educación en casa.

Solté un pesado suspiro y volteé la cabeza para poder ver una vez más el panfleto que mi padre había dejado sobre mi mesa de noche, me acerqué con cortos pasos, lo tomé entre mis manos y releí una vez más las líneas que estaban allí escritas.

No sólo estaría en una institución por primera vez en mi vida sino que, además, se trataba de una escuela nocturna, ¿por qué? aún ni yo puedo comprender el motivo.

Doblé con cuidado el uniforme que debería usar al día siguiente y me dejé caer en mi cama mientras repasaba ciertos puntos del panfleto.

Además de ser un colegio nocturno, era un semi-internado, lo que significaba que podía volver a casa al finalizar las clases si lo deseaba o quedarme en una habitación del instituto.

Mi corazón se encogió un poco.

Por cuestiones laborales de mi padre, yo debería quedarme dentro de los terrenos de la escuela hasta que él regresara de su gira de negocios, ya que el viaje hasta mi hogar no era corto. El hecho de saber que a partir del día siguiente ya no dormiría en mi cama de siempre, en mi habitación, en un ambiente conocido para mí me ponía muy nerviosa.

Era demasiado para asimilar de forma tan repentina, nuevas personas, nuevos lugares, todo lejos de mi hogar y de la única persona que quedaba en mi familia.

Suspiré con algo de pesar y me metí entre las sábanas de mi cama, grabando en mi mente su textura y su aroma, como también la sensación del colchón al sentir mi peso sobre el mismo.

Dejé el panfleto en mi mesa de noche, apagué la pequeña luz y, con algo de trabajo, me sumí en el sueño.

El día siguiente cayó sobre mí como un cubo de agua fría.

Hice mi rutina diaria con esperanza de que eso aliviara el malestar que sentía en la boca del estómago, esperando que todos los acontecimientos anteriores fueran una mentira.

Pero ésta era mi realidad.

Me encontraba una vez más, una última vez, sentada en mi cama. Mi maleta estaba junto a mí y no podía evitar observar mi habitación, escaneándola, como si quisiera grabarla dentro de mis pupilas.

Sé que quizás sonaría un tanto extremista, pero sabía que mi padre no regresaría durante varios meses y yo estaría ese tiempo viviendo en mi nueva institución, lejos de mis cosas, lejos de mi padre, lejos de todo lo que era familiar para mí.

- ¿Holly? - mi padre llamó mientras tocaba mi puerta.

- Adelante - respondí yo de manera algo ausente.

- ¿Estás lista? - preguntó una vez que se adentró a mi habitación. Me observó con un semblante algo preocupado, quizás hasta culpable.

- Sí, padre. Ya lo tengo todo - volví a responder de forma automática.

- Holly - me llamó en lo que yo me ponía de pie. - Hija, realmente lamento tener que hacer todo esto - suspiró con tristeza. Yo negué con la cabeza, intentando esconder lo que realmente sentía, sonreí.

- Padre, por favor tranquilízate, yo estaré bien, ya lo verás. - Él sonrió y se acercó a mí para estrecharme entre sus brazos con fuerza.

- Realmente eres una bendición para mí - lo oí susurrar entre mis cabellos. - Verás que cuando menos lo esperes, estaré yendo a recogerte nuevamente para volver a casa, así será, pequeña.

Bloody Temptation. «Irwin» [Smut]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora