-Buen día cariño. ¿Dormiste bien? -sonó la dulce voz de su amada madre.
El pequeño Adrien todavía estaba aturdido e inmerso en el sueño. Le tomó un momento reaccionar, pero sus ojos se abrieron de par en par para toparse con unos bellísimos ojos verdes y brillantes que eran iguales a los suyos.
-Vamos Adrien, te prometí que hoy iríamos a divertirnos. -dijo ella con una sonrisa.
El rostro del pequeño se iluminó y al instante se puso de pie para acompañar a su madre a tomar el desayuno.
Ambos bajaron rápidamente las escaleras y llegaron al comedor donde se encontraron con Gabriel ya sentado y la comida ya servida.
-Hola papá! -dijo Adrien muy alegre. Rapidamente corrió para abrazarlo.
-Buen día Adrien. -respondió su papá un poco serio pero igualmente feliz y cariñoso con su hijo.
Todos tomaron sus repectivos lugares en la mesa. Mientras comían todo parecía estar muy callado. Nadie comentaba nada a menos que fuera necesario. Solo se escuchaba el metal de los cubiertos de Adrien chocando con varios objetos al tratar de terminar su comida lo más rápido que podía. La mayoría de las veces no atinaba bien a su boca y la comida terminaba ensuciandole la cara. Cuando estuvo satisfecho tomó un pañuelo para limpiarse.
-¡Termine! ¿Ahora ya podemos irnos papá? -exclamó.
-¿Irnos? ¿A dónde? -preguntó Gabriel confundido.
-Mamá prometió que hoy saldríamos a jugar y a comprar un helado -respondió mirando a su padre, esperando una reacción positiva.
-Querida, sabes que tengo aun mucho trabajo -dijo el hombre a su esposa.
-Estoy segura de que eso podrá esperar hasta mañana -afirmó ella. Tomó delicadamente la mano de Gabriel y le dedicó una hermosa sonrisa.
Esa mujer poseía una gracia y una felicidad que se reflejaba hacia todas las personas a su alrededor y que los hacía olvidar cualquier temor, problema o preocupación. Por tal motivo, Gabriel estaba perdidamente enamorado de ella.
Él suspiró en resignacion y asintió a su hijo para ver cómo se llenaba de emoción.
Toda la familia salió a divertirse y a hacer de ese el mejor día de sus vidas. El corazón de Adrien latía con fuerza mientras con su mano izquierda sostenía su helado y con la derecha la mano de su madre.
Los tres caminaban juntos por el más bello parque de París. El sol estaba muy brillante y el viento soplaba de vez en cuando. Todos estaban felices. Hablaban y reían como la familia tan unida que eran. Adrien estaba más que seguro de que amaba a sus padres. Siempre quería estar con ellos.
-Buen día cariño. ¿Dormiste bien? -sonó la dulce voz de su amada esposa.
Adrien abrió los ojos muy despacio. Paseó la vista por la habitación y emitió un suspiro seguido de una pequeña sonrisa. De pronto su mirada se cruzo con aquella chica de ojos azules a la que amaba tanto. Ya estaba acostumbrado a despertar junto a esa mirada cada mañana.
Se enderezó para acomodarse sentado frente a ella y plantar un suave beso en sus labios.
-Me atrevería a decir que hoy te levantaste de buen humor -rió Marinette.
Adrien solo asintió con la cabeza sin dejar de mirarla. Estaba más que seguro de que la amaba. Siempre quería estar con ella.
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Hola!!!!!
Aqui está su primer one-shot.
Extrañaba un poco escribir en Wattpad. Me encantó escribir este capítulo. Iba a publicarlo antes pero aun no lo terminaba y estuve algo ocupada. Tengo la esperanza de poder actualizar cada semana. Comentenme si les gustó y si tienen alguna idea para un capítulo próximo.
Bye!
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Cuentos De Ti
FanfictionEsta es una recopilación de mis One-shots de Miraculos Ladybug. Disfrutenlos ;)