Capitulo 42. Estreno

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(Esta historia es solo una adaptación, la autora es SirshaRomanoff)

Llevaba toda la noche sin dormir. Cada vez que cerraba los ojos soñaba que se quedaba sin voz o que se olvidaba las letras de las canciones, quizás que se desmayaba nada más poner un pie sobre el escenario. La fecha del estreno de La Bella y La Bestia había llegado en un abrir y cerrar de ojos. Ahora solamente le quedaban horas. Cerca de las ocho de la noche de aquel jueves por fin la obra haría su gran debut teatral por enésima vez pero esta vez con Camila Cabello, Paul Johnson y Brody Weston como protagonistas.

-Lo harás bien- le susurro Lauren abrazándola por la espalda. -Eres Camila Cabello, la chica más talentosa que he conocido.

-¿Y si me olvido la letra? ¿Si en medio de una escena golpeo a Paul sin querer?- cuestiono la morena girándose para mirar a su chica que frunció el ceño. -¿Qué pasa?

-Soy yo la que golpeara a Paul por besarte... ¡Estúpida Bestia!- gruño Lauren robándose la primera sonrisa autentica de Camila en aquella noche. -Ey, ¿Estas sonriendo?

-Así parece, ¿No?- respondió Camila con timidez recibiendo un beso corto. -Parece que solo Lauren Jauregui es capaz de robarme una sonrisa en un momento de nerviosismo total.

-Ya sé que suena repetitivo pero... Lo harás bien, princesa- sentencio Lauren quitando el cabello del rostro de su novia con tanta dulzura que hizo estremecer a Camila. -Eres Camila cabello, te has preparado para este momento durante meses. Bueno, prácticamente toda tu vida, y ahora estamos a poco más de doce horas de tu debut en Broadway. Es lo que siempre has querido, ¿No?

-Si... y es gracias a ti. Por que fuiste tú quien llamo al señor Harper y lo invito a aquel acto escolar- recordó Camila mientras la ojiverde le restaba importancia al asunto. -Es en serio, Lauren. Nadie ha hecho tanto por mí antes como lo has hecho tú.

-Eso es porque te amo... te amo como jamás llegare a amar a alguien- aseguro la ojiverde con una sonrisa de oreja a oreja levantando a su chica de la cintura para quedar atrapada entre sus piernas. -¿Estas más tranquila ya?- La morena asintió con una sonrisa mientras se mordía el labio. -Entonces, ¿Sera que podrás dormir? Necesitas estar completamente descansada para esta noche.

-Tienes razón... pero solo dormiré si tú también lo haces. No me mal entiendas- Agrego cuando Lauren la miro con desconcierto. -Me gusta despertarme y que tus hermosos ojos verdes sea lo primero que veo pero también me da vergüenza que me mires cuando duermo por qué no estoy...

-Estás perfecta- interrumpió Lauren con sinceridad. -Amor, aun con una bolsa de madera en la cabeza, con plumas o algo alocado para mi estarás perfecta siempre... Tú eres perfecta.

-¡Dios! Eres una maldita ojiverde compradora, ¿Cómo es posible que con dos palabras logres derretirme completa?- pregunto Camila golpeando cuando suavidad el pecho de su novia que se reía. -Hablo en serio.

-Mmm... No lo sé. Soy Lauren Jauregui. Todas y todos mueren por mi- respondió Lauren recostándose mejor en la cama y atrayendo a Camila más cerca de ella. -Aunque solo una persona quiero conquistar... y eres tú, mi Frodo.

-Jamás te lo dije pero me gusta cuando me dices 'mi Frodo'- susurro Camila ahogando un bostezo debido que la pelinegra le acariciaba el pelo. -Lernie... harás que me quede dormida.

-Entonces, duérmete. Estaré aquí cuando despiertes- afirmo Lauren con una voz tan dulce que hizo que Camila cerrara los ojos un segundo para no volver a abrirlos en toda la madrugada.

Jauregui mientras tanto hizo todo lo contrario. Se quedo mirando a Camila dormir, remarcando suavemente con su dedo índice cada centímetro del rostro de la morena. Esa sonrisa apenas perceptible, su flequillo desarreglado, sus ojos marrones cubiertos por sus parpados y sus largas pestañas. Con su dedo recorrió con parsimonia la nariz de Camila donde dejo un tibio y rápido beso. Se mordió sus propios labios cuando su mirada se perdió en los de la morena, aquellos que ella tenía el placer y el privilegio de besar a su antojo, aquellos por los que soñó besar años atrás y de los que ahora era dueña absoluta. No pudo resistir el impulso de besarla, por lo que se inclino apenas y dejo un prolongado y suave beso.

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