Eres mi tortura

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Ahí estaba él, apresar de todo y contra todo, lo cual sólo lo hacía sentir como un maldito bastardo. Y lo era. El mayor mafioso corrupto e insensible de Corea; ese maldito mafioso que se vio obligado a ser se veía reflejado en los ojos de Donghae siempre que este le miraba.

Por ello no soportaba esa mirada avellana sobre sí mismo. Pero no podía odiarle, no cuando su vida misma giraba en torno a él.

–Hyuk... –y hasta en sueños le llamaba con esa pasión característica en él. Como si quisiera que le librará de un mal sueño, como si él pudiese disipar sus pesadillas o incluso devorarlas.

¿Pero es que sus pesadillas no se debían a él?

Se salía de control, inevitablemente, como la noche anterior; ligaba con cualquiera que se dejara pareciendo un ciego desesperado en busca de nada más que sexo, simple y puro placer, más cuando salía de las habitaciones siempre la realidad lo golpeaba de lleno con esa imagen de su hermano en pleno umbral de la habitación, protegiendo lo que no valía la pena proteger.

–Donghae, despierta –golpeó sin fuerza su brazo y lo vio removerse en el suelo de aquel lugar, pero sin despertar completamente–. Donghae, idiota, estas babeando el pasillo –y esta vez golpeó con más fuerza para verlo abrir ese par de profundos mares avellana que sólo le torturaban una y otra vez.

En ese par de ojos siempre veía lo peor de sí, ese reflejo de lo que era y sería de por vida.

–Hyuk... –parpadeó y su mirada se apagó, como siempre.

Ante ello no pudo decir nada. Y es que era un idiota, un vil y total pendejo.

Sin girarse a mirarlo de nuevo camino por el pasillo hasta llegar al ascensor y presionar con demasiada fuerza el botón que le haría bajar. Dentro de esa caja de metal su hermano despeinó sus castaños cabellos y movió su cuello para acomodarse, pero por su expresión parecía haberse lesionado al quedar dormido en aquella posición pues parecía incómodo. Pero ni con ello le llamó ni busco hacer platica.

El clic del ascensor les anuncio su descenso completo y casi corrió a encender el motor de su automóvil para emprender camino a su casa acelerando hasta el fondo. Sabía que le seguiría y no estaría tan lejos de él por lo que no tuvo que mirar siquiera por el espejo retrovisor hasta llegar a casa; único refugio de sus malvados pensamientos. Y fue solo hasta llegar allá que se dio la libertad de tronar su cuello y destensar sus músculos, pero al parecer el día no quería empezar nada bien para él.

–Oye –se detuvo ante su llamado–. ¿Es demasiado pedir un día libre de tus estupideces, Hyukjae? –Sonrió de lado parando en el inicio de las grandes escaleras de la mansión para mirarle finalmente. Él sólo le hablaba así cuando en verdad estaba harto, enojado, asqueado.

Llevaba una semana saliendo de día y noche a coger con cuanta chica se le pusiera enfrente para retar al mismísimo YiFan y al idiota de JunMyeon, pero hasta ahora no había señales de la supuesta chica que mandarían. Y sí, follar tantas veces pareciese ser agotador, más para él tenía un efecto rejuvenecedor, algo que le llenaba de vitalidad; todo lo contrario a Donghae, que parecía ya un panda con tales ojeras y su traje Armani estaba tan arrugado que estaba seguro le había usado por toda la semana.

–¿A qué te refieres? –El contrario frunció el ceño con su pregunta y fue hasta su alcance para hacerle frente, cómo solo él se atrevía a hacerlo.

–¿Que a qué me refiero? –Se encontraba casi arrancando la corbata de su cuello con tal ira que pareciera que iba a lanzarse sobre de él en cualquier instante–. A que mantengas tu culo en casa unos días hasta que pueda estar bien.

Eres mi... 「HIATUS/Fanfic/EunHae/+18」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora