Mi nombre es Patricia Navarro, y esta es mi historia...
Desde muy pequeña había soñado con mi boda, con mi vestido blanco de cola, con un carruaje de caballos, con el ramo de lirios... Toda mi boda la tenía planeada mentalmente, y ahora solo me faltaba transformarlo en realidad. Mi novio, con el que llevaba desde el instituto me había propuesto matrimonio hacía un año y medio, yo estaba más feliz que nunca, Mark era el hombre de mi vida o eso creía... Mi vida estaba planeada al cien por cien, pero nunca había contado con que apareciera Abel Black, el estirado de mi nuevo jefe, quien destrozó mi vida en cuestión de minutos.
El estrés estaba a punto de volverme loca. Los últimos preparativos de la boda, y la esperada llegada del nuevo director de la revista, me tenían los nervios a flor de piel. En menos de tres meses estaría cruzando el pasillo de la iglesia con mi fabuloso vestido de Lazaro. Mi boda, la gran boda que siempre había querido estaba a punto de convertirse en realidad.
En la oficina todos se movían de un lado para otro corriendo, nuestro futuro jefe estaba al llegar. La gente volaba tropezando una contra otra mientras preparaban los informes, ultimaban los últimos detalles de las nuevas campañas... Solo bastaba con mirarles a las caras para saber que estaban al punto de colapso, y yo seguía sentada en mi oficina con la pantalla del ordenador apagada y mirando fijamente al precioso diamante de mi mano izquierda. La boda era lo único que me importaba para ser sincera.
El teléfono de mi oficina sonó sacándome de mis fantasías. Al otro lado Marga la recepcionista me informó que en quince minutos tendría que estar en la sala de juntas, para darle la bienvenida junto con el resto de la plantilla al Señor Black. Al colgar retoqué mi maquillaje, estiré mi falda, y me dirigí a la sala de juntas.
Todos mis compañeros estaban sentados alrededor de la gran mesa. Sonia mi mejor amiga, que trabajaba de fotógrafa en la revista, me había guardado un asiento a su lado.
- Me encanta tu falda ¿es nueva?- Sonia tenía una obsesión por la ropa, yo también.
- Sí, me la compre hace poco. Por cierto, buenos días para ti también- dije mientras me sentaba.
Durante más de veinte minutos hablamos sobre mi falda, la boda, y el trabajo, hasta que por fin la puerta de la sala de juntas se abrió y entraron cuatro hombres; tres de ellos pertenecían a la junta directiva, pero el otro hizo que la respiración se me cortara. Decir que estaba bueno sería quedarme muy corta. Rubio, ojos azules, labios carnosos, cara perfilada, un cuerpo que aunque estuviera tapado por un impecable traje de Armani quitaba el hipo. A su lado los demás parecían pequeños.
Marco o más conocido como el pelotero oficial ya que se pegaba al culo de todos los altos cargos de la empresa alabándolos hasta el cansancio, presentó al visitante desconocido, y al parecer era ni más ni menos que Abel Black, el nuevo director de la revista. Durante media hora estuvo hablando de las proezas del Señor Black, de las cuales ignoré completamente, me estaba comiendo con los ojos al nuevo jefazo.
-Tía que estás prometida, córtate un poco- Me susurró Sonia.
Yo la miré como si no supiera de lo que estaba hablando, y ella me devolvió el gesto poniendo los ojos en blanco.
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Tentación prohibida.
Ficción GeneralMi nombre es Patricia Navarro, y esta es mi historia... Desde muy pequeña había soñado con mi boda, con mi vestido blanco de cola, con un carruaje de caballos, con el ramo de lirios... Toda mi boda la tenía planeada mentalmente, y ahora solo me fal...