Cuanto lamento no haber derramado ni una lágrima infante, ni haber comprendido lo importante que eras como ahora, que me dio cuenta que la ausencia nunca se va del corazón.

Abuela
Cuanto lamento no haber derramado ni una lágrima infante, ni haber comprendido lo importante que eras como ahora, que me dio cuenta que la ausencia nunca se va del corazón.