Día 2

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No había pegado ojo, estaba pensando en el apocalipsis que se acercaba, seguía sin poder creer que mis amigos se lo tomasen como si no pasara nada...

Con una cara de zombie que no me la quitaba ni mi madre (algo que venía al pego con lo que nos venía encima), me puse mi mochila y salí por la puerta. Me encaminaba al instituto cuando vi a un vagabundo al lado del portal de mi casa. Siempre me entristecía esa gente, pensaba en que había gente sin casa y casas sin gente, enfureciéndome cada vez que veía cómo las personas pasaban al lado de estos sin techos ignorándolos. Vi que estaba tosiendo (algo que en ese momento no me importó) dejé un billete de cinco euros en el recipiente que usaba para el dinero. Me miró agradecido al tiempo que tenía un ataque de tos, tapándose la boca con la mano. Le sonreí y continué mi camino, viendo que había mucha gente con tos. Me pregunté por qué había tanta gente con esa enfermedad, pero no le di más vueltas. 

Llegué al instituto y me fijé que allí no había personas enfermas. Vi a mis amigos y fui hacia ellos sonriendo -¡hola! -les dije -¿de qué hablais?

-De la importancia que implica el videojuego de Doom en la sociedad- Me dijo Eric, fijándose como de repente en mi cara de estropajo -Joder, ¿qué te ha pasado? ¿Te has pasado toda la noche viendo anime? 

-¡A mí me ha pasado!- dijo de repente Dante, sonriendo -Lo mejor para eso es un poco de café con sal - bromeó entre risas

-No, no me he pasado toda la noche viendo anime- Me reí. Me encantaban las bromas de mis amigos, me encantaban ellos. Sí, recuerdo que salíamos siempre todos los viernes, sin excepciones, y recuerdo que podía divertirme con ellos todas las veces que los veía o los oía. Últimamente no nos divertimos mucho, pero a veces ponemos alguna canción en la gramola y bailamos la música de la muerte, mientras la sangre de los Otros se esparce a nuestro alrededor. Bailar con los Otros y divertirse es de tener un humor muy negro, pero es bastante mejor que quedarse vigilando en los turnos de noche

-No cambiemos de tema. Me gustaba el de cargarse demonios haciendo que sus tripas y sus vísceras pusieran todo perdido - dijo Frisk, entre risas, a la vez que me miraba interrogativamente -¿tú qué piensas, que jugar a un videojuego así te hace más violento o mejora tu capacidad social al desahogar tus instintos básicos de matar y ver sangre?

-Todos creemos que es lo segundo. Es bastante estúpido creer que un juego te hará más violento. Un par de traumas sí que te llevas, pero eso no te convierte en un psicópata.- dijo David, riéndose al terminar su razonamiento

-Nah, yo soy más de Dead rising en cuanto a desahogar mis instintos asesinos. Me divierte matar zombies con armas descabelladas- expliqué con una media sonrisa

El timbre del instituto sonó, sacándonos inmediatamente de nuestra conversación y haciendo que fuésemos a clase de ciudadanía, a aprender sobre las sociedades utópicas y haciendo que me doliese la mano bastante, con lo que nos hizo copiar. Luego nos tocó geografía, que me hizo aburrir hasta dormir. La profesora tosía tanto que parecía no darse cuenta de mi pequeña siesta. No fue hasta que paró su clase por quincuagésima vez por su tos, que se dio cuenta de mi adormecimiento 

-Sergio Cortés, despierte, que esto no es una habitación de motel - dio un golpe en mi mesa, lo que hizo que me despertase de golpe

- Lo siento, no volverá a ocurrir - dije restregándome los ojos con el dorso de la mano a la vez que miraba la pizarra llena de palabras y pensaba en lo mucho que me iba a doler la mano

Al terminar la clase, fui a ver a mis amigos y a hablar sobre temas morales y sobre los apuntes de geografía. Fue en ese momento cuando Eric, al sacar su móvil y revisar twitter, nos enseñó un vídeo que marcaría un antes y un después en mi vida

-Mirad esto - dijo enseñándonos la pantalla de su móvil. En ella se empezaba a ver a un hombre de aspecto desgarbado, bajito y de pelo castaño. Estaba tosiendo demasiado, se veía cómo la sangre salía de su boca y cómo salpicaba su entorno. Tosió hasta morir, literalmente. Estuvo unos segundos en el suelo, con los ojos bien abiertos, de tal forma que podíamos ver cómo su pupila su contorsionaba y formaba una especie de ramificaciones a la vez que su iris desaparecía. Un instante después se levantaba como una marioneta y corría hacia la cámara, con la boca abierta, mostrando una hilera de dientes amarillentos, babeando. Ahí se cortó el vídeo

-Qué... cojones... es... ESO -dije un poco acojonado, pensando de repente en si la profesora de geografía o el vagabundo al que le di dinero esa mañana acabarían del mismo modo. La respuesta era que sí

-Esto ha pasado hace unas dos horas. Dicen que el propietario del móvil ha muerto. Esto lo ha publicado uno de los chicos que tiene detrás suya, que huyeron despavoridos - dijo Eric, muy serio. Pensaba que era una especie de broma de mal gusto, como la de ReSet con las oreos de pasta de dientes. Pero no lo era, y lo tuve que aprender a la fuerza

-Tío, ¿estás de coña? Esto tiene que ser un montaje, o alguna escena de una nueva película de zombies o algo... - Balbuceó Dante, con el ceño fruncido

-No, ha salido una noticia en el periódico sobre este vídeo y dicen que es completamente veraz - murmuró David sacando su móvil y revisándolo

-Pero no puede ser real... ¿Dónde se hizo el vídeo?

-En Madrid. Uff, qué cague - David se agitó un poco

-Esperemos que no llegue aquí muy pronto... - dijo Frisk con una mueca de asco

Lamentablemente, las esperanzas de Frisk no se hicieron realidad. Se transmitió muy, muy rápido. Era como si toda la atmósfera se hubiese agenciado con ese virus y lo traspasase con demasiada cortesía.


Cinco muertos, una balaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora