Recordar, oh mierda, recordar. Recordar no es un juego, es fuego y te puedes quemar. O al contrario, puede curar, o puede alegrar. Los recuerdos pueden herirnos, y hacernos llorar como si nuestros ojos fueran cataratas. O pueden alegrarnos y hacernos reír con anécdotas estúpidas o cosas tontas que hacías con tus amigos. Pueden curar una herida grande y sacarnos de un precipicio. Todo se debe a nuestra autoestima, sentimientos, etcétera. Espero que sí recuerdan, sea hermoso. Y no una pesadilla.