Salí de la guatita de mi señora madre 17years atrás, un diecinueve de mayo.
Por cosas del destino, karma, o la hueá que sea, mi padre, al ver mi rostro arrugado con un mechón de pelo así onda tribu urbana con sífilis, dijo: -"Ya sé, pongámosle Francisco".- Mi madre estuvo de acuerdo, pero con la condición que mi segundo nombre fuera Javier. Y así fue como fui bautizado como Francisquito Javiersssss.
Ahorita, así right now, estoy acostado en mi reconfortante camita, en un día nublado de invierno, pensando en cómo chucha llegué aquí, he pasado por un sinfín de acontecimientos e historias que me fueron formando como el macho alfa que soy ahora (ni yo me creo esa hueá). Pero en fin, para comenzar con este negocio debemos partir por algo básico a la hora de contar esta historia: Yo....
Tuve una infancia común y silvestre. Hermano y hermanas mayores, que estuvieron conmigo formándome como persona, y por supuesto mi papito y mi mamita enseñándome valores básicos que debe tener un joven decente y "normal".
Los comienzos de mi historia amorosa fueron compañeras de curso (como todo niño), la mayoría de ellas gorditas (no tengo nada contra la gente rellenita, pero así me gustaban las féminas en ese entonces jiji) No pololié ni di muchos besos a las hembras que pasaron por mis años de niño bueno, yo juraba que un beso ya era peor que el culión, y no, osea, que poco sutil hacer esas cochinadas a mi edad (10 años aprox). Pues bien, niñas van y vienen en mis años de niño, yo tranquilo, hasta que a los catorce añitos, ya todo un man, me dije: "-Conchetumare, el choriflai no es lo mio-".
Quizás siempre sentí esa atracción por los hombres, pero estaba oculta la muy maraca, esperando pa' salir cuando se le diera la reverenda gana. Nunca fui esos chiquillos que no pueden encontrar a un hombre hetero lindo porque es cosa de Satán o algo así. Es tan frágil su masculinidad que cosas tan simples las dañan (demasiao' shitheads). En fin, mi masculinidad nunca fue así, nunca tuve ningún problema con cualquier persona LGBT. Siempre fui el afeminao' de la clase, el que caminaba raro, el que se juntaba con mujeres, el que no le gustaba el fútbol, y por eso siempre la gente que me conocía pensaba que era gay cuando no lo era (uuuf, me conocieran ahora, se caen de espalda jeje).
En fin, a los catorce me dije, ya shao', soy gay y qué huea. Aunque me lo dije pa' mi nomás porque era tan cobarde que me salía la media pera al estilo barbilla roja, cuando pensaba en decírselo a mis papás, por lo que por ese añito, fui lo que el gayworld conoce como : el gay de clóset.
Les digo ahora y aquí, que no hay peor hueá en el universo mundial, que guardarse una weá como esta, te carcome por dentro, además, pensando que algo así no estaba bien, que no es normal, o que no es de Dios, te hace sentirte pal' oyo contigo mismo, si lo has vivido, puedes dar fe de lo que digo y decir, estoy contigo bro jjj.
Bueno, bajo esto, supongo que ya me conoces un poquito, es hora de empezar a hablar de la gran pastelería que tuve cuando tuve 14, 15 y 16 años, minos que se fueron, minos con los que me comí y shao', minos con los que me calenté, minos con los que tuve algo, minos que odié, y minos que amé como a nada en el mundo. Es una larga historia, cada hombre posee un capítulo de mi vida, y así es como voy a dividir esto, si alguno de estos wachos está leyendo en este momento, tranquilo man, te cambiaré el nombre pa' que no llorí' o me demandes, y alégrate, te estoy recordando de alguna forma retratándote por medio de las letritas jiji.
Ya, entonces .......................... Chucha ................. ¿Por dónde empezar?...
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Jovencito y Mariconcito
Teen Fictiony soy un barco a la deriva, y tengo miedo de atracar justo en tu isla.