Prólogo

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-¡Lucy! ¡Reacciona! ¡No te vayas! 

-Señor, le pido que se retire, no puede estar aquí.

-¡Haga lo que tenga que hacer pero no deje que se muera!

¿Por qué gritan tanto? ¿Por qué no me puedo mover? ¿Por qué me duele tanto la pierna? ¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? Intento abrir mis ojos y todo esta borroso, sólo logro distinguir unas luces rojas y el cielo negro. Intento hablar y ni un pequeño sonido sale de mi garganta. 

-La chica está empezando a responder.

¿De quién es esa voz? No logro entender nada

-Señorita, necesito pedirle que intente mover sus manos.

Hago lo que me pide, por lo que dice supongo que es un doctor. Intento varias veces de que mis dedos reaccionen y luego el resto de mi mano. Después de varios intentos lo logro.

-Perfecto, lo que haremos ahora será pasarla a una camilla, si algo le duele le pido que mueva su dedo indice. 

Me ponen en una camilla realmente incomoda y creo que me suben a una... ¡Ambulancia! ¿Qué ha pasado? Lo último que recuerdo es haber estado en un antro con mis amigas y haber conocido a un chico realmente guapo con el que estuve bailando. 

-¡Un momento!- Esa voz yo la conozco. -¿Puedo ir en la ambulancia con ella?- Es la voz de un chico pero mi mente no logra recordar quién. -Realmente quiero ir con ella, me necesita y yo a ella.

-Puede subir, sólo no se altere en caso de que algo pase.

-Está bien.

En cuanto este intruso sube a la ambulancia y toma asiento junto a mí se decide a tomar mi mano, mi mente sigue nublada y mi cabeza está fija viendo hacia el techo. El intruso tiene manos muy suaves y empieza a acariciar mi mano. 

-Lucy, no te vayas- empieza a susurrar -Lo siento, te necesito aquí conmigo un rato más, aguanta, hermosa. 

¿Hermosa? ¿Me ha llamado 'hermosa'? ¿Quién se cree que es?

Te amo, pedazo de mierda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora