Pierde tu tiempo en mí

2. "Bonita, curiosa e interesante chica de ojos verdes"

"Veo que no soy el único al que le gusta pensar y al que le gusta que la lluvia lo moje mientras tanto"
- Matteo

— L-Luna Valente — dijo la bonita chica de ojos verdes estrechándome la mano.

— Luna Valente — dije acercándome a ella peligrosamente.

— ¿Q-Qué? — sonreí con suficiencia, dí un giro y me quedé detrás de ella — Creo que dejaré que te vistas — y salí de su cuarto dirigiéndome al mío.

Una presentación poco común, sí, pero para lo que pretendía cruzarme con ella, me daba igual como nos conociéramos, la verdad.

No iba a estar ahí mucho tiempo. Pero debía mirar una cosa en mi ordenador primero.

Mi habitación es negra, al igual que mi vida.

Hubo un tiempo que no fue así pero, ese tiempo es tan lejano, tan imposible, que no vale la pena recordar. Me senté en la sia del escritorio y tecleé lo que deseaba saber.

La forma más usada como suicidio es ahogándose. Llevo haciendo esa búsqueda durante días.

Veo que en las reseñas hay gente que pone cosas como: "Que espanto" o "Pobrecillos" como si morir fuera algo malo. No creo que morir sea algo malo, ni mucho menos, creo que morir es verdaderamente ser feliz. Porque, dime, ¿Si no tienes algo por lo que vivir, como vives?

Tantas personas que piensan que los suicidios no son buenos, que desperciamos vivir... Tal vez la vida es la que no nos quiso hace tiempo.

Estoy harto de dedicarme a ahogar mis penas en alcohol, peleas y tabaco. Harto de escapar cada noche de mis estúpidos depresivos pensamientos poniendo el coche a toda velocidad con la esperanza de chocar. O de nadar en el lago esperando ahogarme. Harto de querer parecer un maldito cabrón delante de los demás.

Esta forma de vivir; Ordinariamente, sin aventura y con personas que nos joden.

O esa injusticia para las personas que nunca hemos tenido suerte. No es para mí esto.

Me alegro por las personas que lo consiguieron. Que consiguieron salir de esta mierda. Que consiguieron dejar de ir a un puto psicólogo y formar su vida. Tengo la certeza de que no seré una de esas personas.

A veces me paro, y me imagino eso, siendo feliz. Esos momentos de debilidad de los que no puedo escapar. Y sé que eso que imagino nunca será posible. La vida es una mierda. Todo es una mierda.

— Voy a salir — grité con un tono algo borde, para que me oyera mi nueva compañera.

Sin esperar respuesta por parte de la preciosa chica, cerré la puerta. Minutos despues estaba en mi coche, dispuesto a pasar otra noche en vela y cagarme mentalmente en el mundo. Porque si, porque de eso se trata mi vida ¿Divertido, eh?

No quiero que nadie me etiquete por lo que soy, no quiero que nadie lo sepa. No quiero que la gente sepa que soy un monstruo. Arranqué cada vez más rapido como si quisiera adelantar a alguien, mientras pensaba en todo.

En el maltrato de mi padre. En la muerte de ella. En una de mis estúpidas etiquetas que avergüenza a mis padres. En que asusto a los demás. En que nadie nunca lo entenderá. En mis constantes cambios de humor y circunstancias. En las veces que lo he intentado. En los insultos que he recibido.

Pero no lloro. Nunca he llorado. No desde entonces.

Es todo tan relativo... tantos cambios de ideas drásticamente.

Cuando algo se me mete en la cabeza todo lo demás cambia y solo queda eso. Nada más.

Era uno de esos días en los que no funcionaba ir en coche. Y emborracharme no, tampoco para mi desgracia. Por alguna razón sabía que no funcionaría. Así que volví al piso, ahora por desgracia compartido.