Te llamé melancolía porque recordar tu nombre me lleva de vuelta a lugares mágicos y cálidos pero que ahora son tetricos y oscuros.
Melancolía, estás presente en mí y seguirás aquí hasta que haya derramado la última lágrima por ti, y luego de la última, hasta mi primer aliento final. Estas ahí, melancolía, tan risueña e infantil, pero no estás aquí conmigo, no físicamente; pero estás. ¿dónde estás? ¿dónde es que reposan tus labios ahora, si no es junto a los míos? ¿dónde es que tu mirada se pierde si no es donde yo me encuentro?
Melancolía, hoy me eres indiferente y las tardes que se llenaron de apasionados momentos hoy ya no tienen sentido, como empezar a leer un libro desde el final hasta la primera página.
Melancolía, tiempo atrás te lloré por varias noches ¡y la ciudad entera es testigo de ello! Pues bajo sus luces cayeron mis lágrimas al suelo, ahí, al borde de mi ventana frente al abismo de la ansiedad y la depresión te lloré y llené mi ser de dolor incluso estando vacío sin tí.
Melancolía, hoy te recuerdo y sonrío. Y son lágrimas de cristal las que aún te dedico, aunque tú ni un respiro.
Melancolía, hasta la última lágrima y hasta el primer aliento final estarás conmigo y espero que después de eso vivamos un segundo más de eternidad.
Espero, melancolía, que después de eso pueda tener el valor de volver a pronunciar tu nombre, en un suspiro, en un aliento, en una ligera brisa que rose tu mejilla cualquier tarde de septiembre.
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Melancolía
RomanceSin descripción alguna, la historia se cuenta por sí sola desde que se la empieza a leer.