Rare Feelings

Capítulo 3.

Hoy es viernes y a las dos y cuarto del medio día empieza mi fin de semana.
Me levanto bien, agusto conmigo misma. Me dispongo a escoger mi ropa de hoy y me decido por un top de rayas negras y unos pantalones cortos azules con estampado blanco de mi tienda favorita.
Me arreglo y decido ponerme un poco de rímel.
Desayuno mi actimel de coco de todos los días y ya está. Empieza mi día.
Agarro mi mochila negra, con estampado de flores en relieve de Vans y llamo a Nataly para ver si ya ha salido de su casa y se dispone a venir a por mí.

Sam, no voy a ir al insti, tengo sueño y no me apetece.
Me llega un mensaje de Nataly.

En fin... Lleva como unos 3 días sin asistir a las clases, en el patio suelo ir con Jenipher o Jess. Así que no hay problema.

Vale, ya me voy sola.

Y me voy.

Me dirijo al insti y una vez allí, en la puerta me encuentro a Nuran. Una compañera de clase que me cae muy bien. Es Egipcia y buena amiga la verdad, le suelo contar mis penas en clase de música y nos solemos reír de la profesora de biología.

Mierda, biología.
Hoy estoy castigada porque el último miercoles me dormí en clase y me despertó y como mala fama que tengo recién despertada le insulte y me puso un parte acompañado de un castigo.

Cojo a Nuran bruscamente de la mano y me la llevo por otro lado, hacia la escalera izquierda.

Oh, oh...
Nathan.

—Hola tabla. ¿Qué pasa? ¿Que pasas por aquí para verme?-Se dispone a decirme.
—Em, no Nathan, paso por aquí porque me toca la clase a este lado.-Le espeto.
—Sí, sí, fea.-Y me mete el dedo indice en los labios. ¿Qué cojones?
Me hace como que me mete el dedo en la boca, y al notarlo, lo empujo y escupo.

—¡Qué asco tío!-exclamo.
Y el se ríe.

Ya, enfadada de buena mañana, me giro y veo que Nuran se ha ido.
Tenemos sociales a primera hora, como no el profesor siempre es puntual.
Mierda.
Ya empezamos mal el día.

Entro a clase y pido disculpas, el profesor me deja fuera durante cinco minutos y yo obsevo el pasillo, a primera hora de la mañana y vacío.
Noto que me vibra el móvil y en efecto, me estaban llamando. Lo miro y veo que tengo ocho llamas perdidas de Nathan.
—¿Qué?-suspiro para mis adentros y pongo cara de extrañada.
—Samantha, ya puedes entrar, la próxima vez no entres tarde, tienes una amolestación.
—Genial, otra más.-suspiro y entro.
Doy las primeras tres clases como siempre, tomando apuntes, escuchando música sin que se enteren y hablando con mis compañeras y riéndome de los tontos.
Mi día a día.
Llega la hora del patio y para mi sorpresa, Nataly está donde siempre, al parecer esperándome.

—Te estaba esperando.-me sonríe.
—Ya lo veo, ya. ¿Y eso que has venido?-Saco mi móvil del bolsillo y veo que tengo tres llamadas más, obviamente de Nathan.
—Pues que tengo examen después del patio y si me lo salto me suspenden ya de por sí, por cierto; ¿quién te llama?
—¿Qué?- la miro.-Ah, nadie, es que estaba mirando un mensaje de un grupo de clase...-miento.

No quiero que sepa que tengo relación alguna con Nathan, no porque sino se lo contará a Stella y si me puedo ahorrar problemas, casi que mejor.

Me dirijo hacia las gradas de mi patio ya que tenía curiosidad por sabes qué quería decirme.

  —Veo que estás aquí, fea.-Nathan se aproxima a mí, veo que estaba con el mafioso del insti, de origen rumano y con Abderrahim.

—En fin... ¿Por qué no parabas de llamarme por teléfono mientras que estaba en clase?-Justamente cuando está a punto de responderme, me sorprende Nataly por detrás, con mi salvación, un paquete de snacks de aritos. Tenía hambre, mucha, demasiada y al menos un par de snacks podrían quitarme un poco el hambre.