Prólogo.

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Había una vez una chica rubia tostada (y por tostada digo quemada, y por rubia digo de bote) que nunca había tenido una cola. Perdón, ventana. Su sueño era simple, tener una ventana.

Un día, su amiga "la bolichona"; manera de la cual la bautizó su primo el kevin peppo. Le llamó y le dijo:

  —Hey pava, encontré una ventana en la casa de mi perro, che, vamos.

  —¿Qué dices? 

 —Ven idiota, es que no sabes.

Entonces colgó, se acomodó las tetas, se puso unas cancheras y se fue en busca de la felicidad.

A través de mi ventana (culo, ventanaculo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora