Prologo

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PROLOGO

Tanto amor, tan prisa y yo sin tiempo –pensaba ivanna sentada en la banca de un parque no muy alejado de su hogar – como es posible amar tanto a alguien que apenas conoces.

Ese día en particular estaba haciendo conciencia de lo mucho que su vida había cambiado de la noche a la mañana. Un día comprometida con un hombre que creía amar y al siguiente huía de la mano de otro hombre que en un segundo le robo el corazón.

Las casualidades de la vida pensó. Todo por una bolsa, solo así comenzó esta historia de amor de la cual siempre se sentiría enamorada. El día que se enteró que esperaba un bebe, pensó tener la felicidad que necesitaba, ya no había nada que la atormentara, no había nadie que lo arruinara. Tenía al hombre, tenía la casa, el amor y el fruto de su historia más grande nunca antes contada.

Un día llegando a casa después de su primer ultrasonido, escucho como platos y vasos caían al vacío de la cocina. Corrió lo más aprisa que sus piernas le permitieron, al llegar encontró al hombre que la hizo creer en el amor a primer vista, el hombre que era su vida. Ahora él estaba en el suelo con sangre en la nariz y sin poder ponerse de pie. Inmediatamente llamaron a una ambulancia, cuál fue su sorpresa ese día. Conoció al amor puro y el miedo de la perdida al mismo tiempo. Su marido tenía una enfermedad que poco a poco le quitaría la vida en tan poco tiempo. Los doctores no le daban más de unos cuantos meses. Él tenía leucemia y estaba en la última etapa.

Esa noche Ivanna lloro y lloro. Su hogar ya no se sentía un hogar, sus brazos ya no la calentaba. Sentía el frio de su ausencia y el aún estaba a su lado. Esa noche a la luz de la luna y con su cuerpo al desnudo, él le dijo que estaría siempre ahí con ella y cuando estuviera en la sala del quirófano sostendría a su hijo y su mano. Ivanna no hiso más que llorar horas y horas hasta quedar dormida. A la mañana siguiente su amado esposo se levantó como pudo con un propósito, con una misión posible. El estaría hasta el fin del embarazo, no importaba nada mas pero quería que su hijo lo conociera y gravo video de el con cada uno de sus meses y simulando esos grandes momento que deberían pasar juntos pero que serían imposibles porque el ya no estaría físicamente. Ivanna lloraba al principio pero un día, solo un día se prometió llorar y nunca más hacerlo, ver como su marido hacia lo imposible por tener esos momento para ellos, dejar un recuerdo aun cuando el ya no estuviera, hizo que Ivanna reaccionara y ayudo en el proceso. El la ayudo en sus ecografías, las náuseas y por las noches ella lo ayudaba a él. Así pasaron los meses y el día más triste llego.

Dicen que cuando uno ser querido muere otro nace en la familia, y así fue.
El murió un 8 de enero y su hijo 10 días después. Como lo prometió él estuvo en el quirófano e Ivanna siempre sintió su presencia y por eso ella solo sonría con lágrimas en los ojos. No deseo la compañía de nadie más, tenía la que necesitaba. Aníbal estaba ahí en el cuarto para ver a su hijo y ella quería ese momento para los 3.

Quien dice que el amor termina cuando uno parte. El amor de verdad dura por los siglos en el corazón de quienes encuentran a su persona ideal. No necesitas años para conocerlo, solo un momento que te robe el aliento.
Ama con locura
perdona con lucidez
y se clara en tus decisiones.
Así amo y amara siempre Ivanna a su amado esposo, no importa el tiempo que estuvo con él. Le dejo lo más hermoso que cualquier ser humano puede querer.
Su hijo era esa alegría que necesitaba, la razón de su cansancio, su vida. No importaba estar sola en todo, ella así lo quería y así sería por siempre.

Anhelaba el día que llegara su partida pues Aníbal ahí estaría en el umbral de pasillo, pero hoy no era ni mañana pero si algún día lejano.
No estás sola siempre le susurro Aníbal antes de dormir y con esas palabras siempre se despedía antes de dormir.

El bazar de chicas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora