Hola mi nombre es Luz y hoy les voy a contar un poco de mi historia .
Todo comenzó una noche en la que decidí ir de fiesta con mis amigas a un boliche nuevo que abría en la ciudad, según mis amigas era "el evento del año" ya que todo los chicos de nuestra edad iban a asistir.
Yo no soy mucho de las fiestas, soy más el estilo de chica que prefiere quedarse leyendo un buen libro antes de que salir a amontonarse con un montón de gente borracha, pero para complacerlas y con motivo de celebración del cumpleaños numero 23 de mi mejor amiga Sol no tuve remedio y tuve que acompañarlas.
Cuando llegamos al boliche me di cuenta de que tal vez había juzgado mal todo este tema de las salidas. El lugar era bastante grande y con unas luces de colores que señalaban el letrero con la palabra "RUMBA DISCO CULB".
Por dentro brillaban unas luces azules y habían cinco barras con chicos y chicas que se dedicaban a preparar tragos para toda persona que así lo apeteciera, vamos, lo normal.
Hicimos una ronda con mis amigas y empezó la primer tanda de chupitos, todas estábamos a las carcajadas y debo admitir que al quinto chupito era yo la que incitaba a las demás a seguir moviéndonos en la pista de baile.
Hubo un momento en el que pude sentir a alguien de tras de mi, cuando me doy vuelta para ver quien era, mis ojos se chocan con unos ojos bien azules cristalinos, sentí como aquellos ojos podían ver a través de mi, sentía como si pudieran ver lo más profundo de mi alma, lo más profundo de mi luz.
Cuando reacciono me doy cuenta de que estos maravillosos e inquietantes ojos pertenecían a un chico rubio y alto , "bastante cliché" pensé. Muy amablemente me pregunto si quería bailar con él y yo por supuesto, como soy bien pava le dije que no. El chico se despidió con un aire de decepción en la cara y se fue.
Me sentí una completa idiota y los comentarios hiper positivos de mis amigas tampoco me ayudaban, no paraban de decir lo bueno que estaba. Ya era hasta tedioso. Continuamos la noche con más chupitos hasta que decidimos que nos dolían demasiado los pies para seguir.
Partimos en busca de un taxi que nos pudiera llevar a nuestros respectivos hogares y cuando estoy a punto de subirme al mio me di cuenta de que nuevamente alguien me observaba de lejos, era él, el chico guapo de ojos inquietantes.
