Cap I : Vuelta al dolor

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- Estaba tumbado en el suelo, desangrandome, sólo me alumbraba la poca luz de la luna llena, medio ocultada por las nubes negras de la noche, pensaba en todo lo que había vivido, todo lo que había hecho, todo lo que no había hecho, todo por lo que llorar, todo por lo que morir, mi destino estaba escrito, esperar al final, y mientras miraba mi mano izquierda manchada por la sangre de la herida de espada en mi estomago, pensaba sobre todas las cosas de mi pasado, y de como pase de ser el chico debil, frágil y llorón, a ser el chico que en este momento soy, lleno de odio, ira y dolor. Tengo que recordarlo todo y archivarlo en mi Palacio oscuro de cristal, cada olor, cada sentimiento, cada lágrima, cada recuerdo.

Oía gritos y gritos alrededor mía, pero la brecha en mi estómago dolía demasiado como para darme la vuelta y ver si la corrida de sangre y de gritos había acabado.

...

¿Dónde estaba el?

2 meses antes

- Iba por la calle andando tranquilamente con mi mejor y única amiga, Vanessa, nos conocíamos desde los 6 años, ya que yo iba a catequesis, al igual que ella, ella no podía comer muchas cosas de las que todo el mundo comemos, debido a que si tomaba algo como cacahuetes se hinchaba como un globo, al finalizar la clase, rezabamos un padre nuestro y nos daban una chuche, Vanessa tampoco podía comer chuches, me entristecia verla sentada sin poder comer lo que quisiera, pero, aún me acuerdo de cuando su padre la venía a recoger a la catequesis, y la traía un huevo kinder, ella sonreía y se lo comía con una sonrisa en la cara, me daba envidia que al final de todas las clases su padre la trajera un huevo kinder, me gustaban mucho y mi madre no es que fuera muy buena conmigo en muchas cosas, ella a esa edad me llamaba mal hijo debido a que me caía mal y yo a ella la llamaba bruja.

Vanessa y yo continuamos andando por una calle con muy pocas farolas, nos costaba a veces ver lo que teníamos delante entre farola y farola debido a que una estaba muy lejos de la siguiente, nos iluminabamos con los mecheros para no tropezarnos con nada, estaba toda la calle desierta, ni un alma salvo nosotros, esa noche hacia mucho viento, por lo que la luz del mechero se apagaba constantemente y por lo que tampoco servía de mucho.
El camino por el que andabamos estaba completamente lleno de rosas de todos los colores, rojas, rosas, amarillas...
Me encantaban las rosas y su olor primaveral, a Vanessa tambien le gustaban, teníamos muchas cosas en común, incluso en que también nos gustaban los chicos con tatuajes, musculosos, pero que sus músculos no fueran tan musculados hasta el punto de ser cruasanes y que no fueran unos gilipollas.

- Jaime

- Dime Vanessa, ¿Que pasa?

- Quisiera saber..., bueno da igual

- No, dime que pasa

- Quisiera saber si has vuelto a tener terrores nocturnos o si te has vuelto a autolesionar... te lo digo porque desde aquel día en el que nos ocurrió toda esa movida, no me has vuelto a contar nada sobre eso

- Bueno, Vanessa, no quería que saliera ese tema otra vez desde aquel día por no volvernos a hacer daño.

- Si, lo siento, sólo que porque pasará eso no significa que no me siga preocupando por ti.

- Yo también me preocupo por ti tonta, nos conocemos desde los 6 años, no podemos volver a enfadarnos por tonterías.

- Es cierto, tienes razón Jaime, no nos volverá a ocurrir de nuevo, estoy segura.

Vanessa y yo seguimos caminando por unos minutos más, hasta que nos paramos en seco los dos al ver cómo la luna, una luna casi llena, alumbraba el camino rodeado de flores en el que estábamos con su luz blanquecina y azulada a la vez, a Vanessa y a mí nos encantaba el color de la luna y la luna, claramente.

- Vanessa

- Dime Jaime

- ¿Que te parece si antes de que nos demos la vuelta, nos sentamos aquí en la hierba rodeados de rosas mirando la luz de la luna?

- Esa es una idea fabulosa

Vanessa y yo nos sentamos observando la luna y a su luz, mientras el viento se levantaba de nuevo y arrastraba el aroma de las rosas que los dos respirabamos, me gire mirando a Vanessa, estaba sonriendo, seguro que se estaba olvidando por sus problemas en ese momento, así que me gire de nuevo mirando a la luna, cerré los ojos, y también sonreí, no recuerdo la última vez que sonreí de verdad y de corazón.

- ¿Volvemos Jaime?

- Si Vanessa, y gracias por acompañarme a salir un rato de mi casa por no soportar más los gritos de mi madre.

- No es nada corason, tu hiciste lo mismo por mí.

Ella y yo nos despedimos en un cruce entre nuestras casas.
Nos despedimos y me fui a mi casa, suerte de que cuando llegue mi madre estaba dormida, y de que no tuve que soportarla, me fui a mi habitación silenciosamente, y cuando llegue me desvestí, me puse el pijama, y me metí en la cama, como siempre, mirando el techo hadta que me pueda dormir a la hora que sea gracias a mi imsomnio, cuando note que me estaba durmiendo oí un ruido proveniente de mi armario, decidí evitar la idea de levantarme, me quede en un trance entre dormido y despierto, volví a escuchar algo proveniente del armario, decidí levantarme poquito a poquito, por no hacer mucho ruido, fui a la puerta de mi armario y la abrí con ira reflejada en mis ojos, no había nada más que ropa.

- Joder, siempre lo mis...

Se me cortaron las palabras al ver que mi cuerpo estaba tumbado en mi cama, estaba de nuevo fuera de mi cuerpo, claramente no pensé que fuera un sueño, ya que lo que me estaba ocurriendo era de nuevo la proyección astral, la última vez que la tuve fue hace un año, no entendía porque de nuevo me había vuelto esta habilidad, mire un poco mejor y me di cuenta de que todo estaba como hace un año, oscuro, frío, pero sobre todo dando la sensacion de estar en peligro mortal con cada paso, de mi cuerpo espectral, como la última vez salía de mi estomago un hilo gris que se iba hasta la cabeza de mi cuerpo material, me pregunto cuantas proyecciones llevo ya desde el accidente que tuve a los 4 años, donde morí ahogado en la piscina municipal, estuve unos minutos muertos hasta que me revivieron los del hospital con las placas electricas, desde ahí empecé a tener muchas de estas proyecciones astrales.
Me decidí al final por avanzar entre la niebla, no sin antes coger la mini-linterna para iluminar mi camino entre las sombras, salí de mi habitación con cuidado, oí a muchas voces decir mi nombre.

- Jaimeeee, Jaimeeeee, Jaimeeee...

Me hacía daño tener que volver a recordar lo que me ocurrió en este plano cada vez que lo visitaba, cuando salí todo era diferente, casi siempre mi casa en cada proyección astral era diferente, y que fuera diferente es malo, puesto a que si me alejaba mucho de mi cuerpo, podía romper el hilo o conexión entre mi cuerpo material y espectral, o aún peor, podía pasar eso y a la vez perderme en lo que se es llamado "El más allá".

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Hola!!!, este es el primer capítulo de mi primer libro, espero que os guste :3, fav. si os gusto para seguir, aún tengo muchísimas ideas para el libro.
Xao!!!!

Lágrimas color Carmesí (yaoi/gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora