Lágrimas color Carmesí (yaoi/gay)

Cap III: ¿Quien es el que miente?

Hay tantas presencias, tantos momentos, tantos verdaderos horrores... tantas lágrimas. Me pregunto si alguno de los que me hacen bullying en el instituto alguna vez piensan en esto, en el más allá,... O siquiera si piensan en mis sentimientos y en como me siento cuando ellos descargan toda la tensión del día a día en mi, insultandome, tratandome cuál bola antiestrés, cual piedra a la que patear, cual objeto insignificante.
Llegué a mi casa después de 4 horas mas de tortura en el instituo, dejé la mochila, preparé la comida, y me senté a comer, mi madre estaba trabajando, asi que por suerte pude comer un poco tranquilo, mi madre en realidad no era mala, era buena, pero cuando se enfadaba era como si mi madre enfadada se hubiese comido a mi madre de verdad dejando tras de sí a otra persona completamente distinta.
Terminé de comer, lave el plato y los cacharros, le dije a Vanessa a donde ir y a que hora quedar por whatsapp y saqué una bolsa grande para preparar y meter la tabla de ouija, metí la tabla, un vaso de vidrio, una lente de cristal, dos velas con cerillas, y sobre todo lo más importante, el athame.

Esperé con la bolsa a que se hiciera de noche, sali de mi casa y dejé una nota para mi madre diciendola que habia ido al cine,... mentira. Llegué al sitio donde quedamos Vanessa y yo, era una mansión abandonada antigua, aunque por su estado actual parecía más una fabrica derruida que una mansión. Era la mansión de la familia Purpuram (si querido lector o querida lectora, Purpuram, con letra m al final), era latín, Purpuram significaba Carmesí, Vanessa y yo habíamos estado ahí un par de veces antes, pero nunca de noche.

Cuando llegué Vanessa no estaba, asi que la espere sentado a lado de la mansion, me sentí muy raro cuando pasó como un minuto, pues todo me daba vueltas, me levanté de golpe y miré a la mansión derruida, algo me llamaba, era una voz hipnotica, sentía como se me metía en mi cabeza, como retumbaba, como sentía que me manejaba, estaba empezando a andar hacia la mansión, intenté resisitirme lo que pude, pero me estaba llamando y no podia ya casi ni pensar ni actuar, hasta que note a alguien parandome cogiendome del hombro, era Vanessa, y estaba llorando. Instantaneamente la voz se fue, y me centre solo en Vanessa dejando de lado lo que habia pasado hacia unos segundos.

- Vanessa, mi corazon de león, dime mi amor que te ocurre - dije yo con ganas también de llorar, porque ver a Vanessa llorar me hacía muchas veces llorar a mi también y viceversa.

- Mi corazon no te preocupes, entremos ya a hacer lo que hemos venido a hacer- dijo Vanessa secandose las lagrimas de los ojos con la manga de la sudadera.

- Si mi corazon delator, pero antes de eso te invito a un cigarro, además te lo debía de la última noche. ¿De acuerdo?. - dije esto esperando que Vanessa no me rechazara el cigarro

- De acuerdo mi corazon de melocoton

Vanessa y yo fumamos un cigarrillo, estuve un rato largo pensando en que poder decirla, pero no me venía nada en ese preciso momento, asi que la dije lo único que salió de mi,:

- Vanessa, sabes que siempre puedes contar conmigo para contarme lo peor, al igual que yo siempre contaré contigo también, tu siempre estas ahí también cuand
o yo estoy mal, ya me entiendes a lo que me refiero Vanessa

- Gracias mi corazon

Vanessa y yo acabamos de fumarnos el cigarro y entramos a la masión, buscamos dentro de la mansión un lugar con suelo plano y preparamos todo lo que habia que preparar, las velas lo primero de todo, después colocamos la ouija y le pregunté a Vanessa:

- Vanessa, ¿Que prefieres esta vez?, ¿Vaso o lente?

- Vaso por favor Jaime, no quiero otro susto como el de la última vez, que las sillas se movieran, que las puertas se cerraran y que el piano de tu casa sonará ya fue bastante para un día de Halloween.