Capitulo I - "Gabriel"

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- ¡¡Oye mamá, dónde están los panes!! - gritó.

Una adolescente de cabellos rojizos y con una suave y tersa piel clara se asomaba por la alacena entre media dormida y despierta. Traía todavía su pijama de bolas multicolores, puesto que  aun eran las 7 de la mañana. A duras penas traía sus ojos entreabiertos esperando en la cocina por la respuesta de su madre.

- Se supone que en vacaciones debes aprovechar para dormir hasta tarde, muchacha. - entró Melina, su madre. De igual apariencia que su hija. Lleno la tetera de agua y la puso al fuego para que hierva.

Mientras tanto la joven de cabellos rojos buscaba por todas las vitrinas la bolsa de pan. Su hermano mayor George quien cursaba cuarto ciclo de la universidad San Lorenzo, ya había despertado segundo.

- buenos...días ma...má...- paso por su lado y la saludó con una voz ronca. "Buenos días hijo" respondió ella de vuelta, comenzando a lavar los trastes del día anterior.

George al ver a su hermana, Minerva, (así era como le había puesto su padre, quien era un creyente fiel a la creencia romana) la penúltima de la familia, con tan solo 15 añitos de edad, había mostrado buena lógica en el ámbito de los negocios familiares de su padre, y pues, era por decir la preferida de la familia.

George la observó de pies a cabeza y achicando la mirando justo en su ondulada melena roja sonrió cuando ella no lo veía.

- buenas días Min...- le sacudió tiernamente. La muchacha vociferó un <<Ahhhhhh>> en forma de protesta. George se dirigió a la sala por el periódico dominical. Tenía que estar enterado de todos los sucesos que ocurrían en su país. - Ya te hemos dicho que si no te pasas el cepillo por esa melena, terminaremos por mandarte a la sabana de África.- bromeó sentado en el sofá de su padre.

Minerva le echó una mirada fulminante. Ella no quería peinarse, pues seria inservible... Hasta tuvo la sensación de haber sentido en la melena un ganchito negro perdido, (llamado ganchos invisibles) .

- Sabes que George...- iba a responderle a su hermano, cuando su madre chilló: -¡¡Minerva!! -.

Minerva volteó de pronto asustada. - ¡¡cuántas veces te he dicho que no dejes tus "tesoros" aquí en la olla de arroz!!...

George le dio una ojeada a la lista de trabajos en el periódico y negó sonriendo por las travesuras de su hermana. Minerva salió corriendo del comedor, escapando de la furia de su madre.

<<ojalá no me encuentre>> pensó escondida detrás del armario de su hermano Alan, era el segundo de la familia y el que mas se parecía a Minerva. De cabellos rojos, piel blanca palida y unos grandes ojos marrones claros, solo que los de Minerva eran negros, como los de su padre.

En total eran seis hermanos. George, el mayor y ejemplo ya tenía 19 años ; Alan, el ayudante del tío Frederic en la elaboración de vinos. Dejó la escuela por seguir su sueño a los 14 y hasta ahora han pasado cuatro largos años. Los mellizos, Frederick y Finn, ellos aún van a la escuela, pero lo que hizo Alan les cambió completamente la idea de proceder a George en la empresa del padre de Minerva, el señor Ovady. Luego, Minerva ocupaba el penúltimo puesto, una muchacha cazadora de fantasías y muy vivaz en lo que respecta a la palabra "vivir". La última y bebesita de la señora Melinda, era Gabriel, su hermana de 12 años aún. Ellas dos eran inseparables, siempre estaban juntas haciendo alguna cosa de madre e hija y aunque a Minerva le daba un poco de celos, sabía que tenía y prefería a su padre Ovady.

Fue entonces cuando Minerva, dejó de oír los gritos de su madre desde la cocina y el cuarto de su hermano Alan estaba vacío, ya que él aun estaba con su tío Frederic trabajando, y este solo le daría vacaciones dentro de nueve días, y sólo por cuatro noches. Así que Minerva salió de su escondite y miró nostálgica el cuarto de su hermano favorito.

Silent In The GardenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora