DOCE

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—Lo más probable es que vaya a traicionarnos —fue la primera cosa que dijo Louis después de que Harry compartiera las noticias de Indigo a sus contrapartes. Liam asintió, mientras que Zayn se interpuso:

—Ella podría ser una muy útil infiltrada, Lou. Piénsalo.

—¿Pensar en qué? —Remarcó Louis, sarcásticamente levantando una ceja—. Harry, ¿si quiera pensaste cuando andabas por ahí de enamorado suyo? Su esposo es el Co-César, por todos los cielos, y tú...

—¡Óyeme! —Reprendió en voz alta—. Uno: no estoy enamorado de ella; y dos: es su prometido, no su esposo.

—Él podría ser su jirafa de mascota para lo que me importa —replicó Niall—. Y todavía no estoy cómodo con eso de tenerla rondando por aquí.

Liam habló con su calmada voz, diciendo suavemente:

—Zayn tiene razón, chicos. Necesitamos a un infiltrado si vamos a quebrar el 461. Admítanlo. Es una remota posibilidad, pero es la única que tenemos.

Harry contuvo su respiración cuando los cuatro hombres voltearon a verse, y después a Zayn. El chico de cabello oscuro asintió, luego levantó una mano y dijo:

—Pero éste es solo un modo de prueba, Styles. Y si ella nos traiciona, tú eres el que pagará.

Harry asintió, enarcando sus pestañas antes de decirle suavemente a su líder:

—Lo intentaré, Zayn.

—Sé que lo harás.

____________

—Entonces, éste es el baño —dijo Harry, enseñándole a Indigo el Bufete—. Hay un botón debajo del lavabo que lleva a un corredor secreto en el muro si algún día necesitas salir rápido. Lleva hasta debajo de la tierra y llega al Hal's Diner.

Indigo asintió, deseando haber traído algo con qué anotar, no lo hizo.

—Por aquí es donde guardamos todos los archivos del bufete. Liam y Zayn hacen la mayor parte del trabajo real, Niall es el secretario, pero más que nada está allí por la comida.

—¿Y qué es lo que Louis hace?

—Louis se hace pasar por el conserje, y mi posición es indefinida. Soy el más chico de esta camada —Harry guiñó un ojo, e Indigo soltó una risita—. Yo ando por todas partes.

—Y proteges a las señoritas.

Algo en los ojos de Harry dio un flashazo, pero Indigo no tuvo tiempo de descifrarlo ya que Harry estaba guiando de nuevo.

—Por este pasillo están nuestras oficinas —Harry hizo un gesto hacia las puertas de cristal templado con cada uno de los nombres escritos en ellas. Niall tenía una estampita de Dora la Exploradora pegada en el punto de la 'i', pero Harry explicó que era una broma.

—Todas son esencialmente lo mismo —explicó Harry—. La puerta es un espejo de dos caras, y si entras —Harry la guío hacia su oficina— y presionas este botón del escritorio...

Hubo un ligero movimiento en la habitación y de pronto, Indigo se encontraba bajo tierra, encarando un enorme cuarto de trabajo lleno de gente, máquinas, computadoras y un gran mapa del Imperio instalado en el medio.

—Pensé que habías dicho que solo cinco de ustedes estaban trabajando en el Bufete —gritó Indigo a través del ruido, y Harry sonrió.

—Éste no es el bufete, querida —Harry se acercó a su oído—. Es la Revolución.

Así que, esto era libertad, Indigo pensó. Al menos un centenar de personas andando por allí, trayendo papeles y computadoras y teléfonos, y cada uno de ellos con una tarea diferente. Harry explicó que ésta era su sede en la División Central. Harry hizo notar cincuenta y tantas puertas que guiaban a túneles, cada uno de los cuales a un lugar diferente de la Ciudad Imperial. Él le enseñó eso en el mapa. Habían alrededor de otras veinticinco oficinas centrales en todo el Imperio; cinco por cada división: Occidental, Oriental, la del Sur, la del Norte y la Central.

—La Central no es realmente la Central en este mapa, pero es considerada Central porque estamos en la Cuidad Imperial —explicó.

Le mostró la Responsiva del equipo; alrededor del quince personas con diez computadoras, cinco teléfonos, la mitad de un ejército de plumas y lápices esperando por escuchar los problemas de todo el Imperio.

—Civiles en el teléfono —se movió hacia un teléfono cuando uno de los respondedores contestó—. Explica su problema, y el RT se encarga de delegar cómo debería ser resuelto. —Indigo observó mientras el respondedor escribía el problema, levándolo a un tablero que colgaba sobre su cabeza, tecleó algo en él y se fue, volando a través de las personas por encima de sus cabezas antes de que aterrizara en una serie de mesas marcadas con la leyenda ACTIVAS.

—El equipo Activo es el siguiente paso. No hay más forma para ellos que ésta; al menos doscientos y tantos tienes rastreadores inyectados en sus pieles. ¿Ves el mapa? ¿Los puntitos amarillos? Ésos son el personal de Activos. Aquí solo hay cinco por el momento, el resto andan en la Cuidad, llevando a cabo los trabajos adecuados para ayudar a los civiles. Por ejemplo:     —Harry arrancó un trocito de papel de uno de los escritorios— Martha Rackow está justo ahora en la Birch Avenue 662, siéndole dado una identificación falsa para que así ella y su bebé recién nacido puedan escapar a nuestra resistencia oculta cerca de Kernthaven y vivan allí por el tiempo hasta que su marido regrese.

—¿Tienen la resistencia oculta?

—Sí, definitivamente. Louis y yo la construimos algunos años atrás. —Por 'algunos', Harry se refería a al menos treinta, pero no iba a decirle eso—. Si el equipo Activo no puede lidiar con el problema, nos lo mandan a nosotros.

Indigo tomó un suspiro profundo y corrió una mano por su cabello.

—Wow.

—¡Ah! Casi lo olvido —exclamó Harry. Tomó la mano de Indigo; ¿es que era demasiado sencillo? Y volvió a guiarla hacia su oficina y a la oficina principal del Bufete de Abogados OT5—. Aquí.

En la pared, con letras grandes, estaba puesta una inscripción en alguna clase de lengua extranjera.

—Yedi kez düşmek , sekiz ayağa —leyó Indigo en voz alta—. ¿Qué significa?

Harry sonrió con timidez y puso su mano detrás de su cuello.

—No tengo idea. Está en turco.

Indigo rió, uniéndose a Harry al aliviarse de la dura verdad que acababa de enfrentar. Y se sentó.

—Entonces, ¿qué es lo que tengo que hacer, Harry? ¿Cuál es mi papel en la Revolución?

—Ayudarnos a quebrar el Código 461 —respondió Harry honestamente—. Si nos ayudas a hacer eso, seremos capaces de salvar la Revolución. Si no, todos morimos.

Indigo se arrastró en un profundo suspiro.

—¿Cómo puedo hacerlo?

—Solo haz lo que puedas. Estoy seguro que lo que sea que hagas, ayudará.

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