II.- Extraños sentimientos en común.

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—Tú...

—Takao... ¿Qué haces aquí?

—¿Qué? Vine de viaje con mis padres, ¿Recuerdas que no me dejaste terminar de hablar? El viaje era aquí. —habla notoriamente molesto, su usual forma de hablar está ausente ahora.

Al notar ésto, Midorima se pone nervioso. Inusual en él.

¿Por qué le hablaba de esa forma? ¿Tanto le había afectado el no haberle acompañado? De todas maneras, estaban juntos ahora.

—Lo siento. —acomoda sus lentes y deja escapar un suspiro.

—No te disculpes, yo debo hacerlo por ser una molestia para ti. —suelta el azabache, con un tono de voz aterrador a lo que estaba acostumbrado su compañero.

—¿Qué rayos estas diciendo, Takao?

—Solo digo la verdad, Midorima —agrega alzando la voz. Esto sí que sorprendió al chico. Una fuerte punzada de culpa se clavó en su pecho. ¿Culpa? Sí, algo le hacía pensar que la actual actitud de Takao era a causa suya, por siempre ser indiferente con él. Miles de emociones desagradables se acumularon de pronto; se puso de pie bruscamente, frustrado.

—No lo digas así. —habla sujetando a Takao de los hombros, obligándolo a pararse.

—¡¿Eh?! —trata de soltarse del agarre, pero sus esfuerzos son en vano— ¿Decir qu-

—¡No es "Midorima"! ¡Es "Shin-chan"! ¡¿Recuerdas?!

Un silencio abrumador se siente en el ambiente. Si no fuera por el sonido de las olas, todo estaría en total calma.
Takao quedó realmente sorprendido; miraba con los ojos más que abiertos, a aquellos otros ojos verdes acompañados de un ceño fruncido. El radical cambio en Midorima le hizo caer en cuenta. Entonces... ¿Realmente se preocupaba por él? Toda la tristeza y enojo que había acumulado hasta ahora, se desbordó. De alguna manera, las palabras de aquel tsundere, le conmovieron haciéndole sentir demasiado triste. Pero a la vez, demasiado querido, aunque solo fuesen suposiciones suyas.

—Jajaja... Tú realmente... —de manera extraña, el azabache reía y agacho la cabeza.

—Takao... —presionó sus dedos contra los hombros del mencionado que seguía sosteniendo.

De nuevo alza la mirada sin poder ocultar las lágrimas que ahora recorren su rostro. Pero su sonrisa seguía ahí, era realmente doloroso mirarle.

—Lo siento, Shin-chan, lo siento...

Sin resistirlo más, Midorima abraza al de menor estatura, acariciando su cabello y dejándolo llorar en su hombro.

—Idiota, yo soy el único que se debe disculpar.

Permanecieron así un buen rato, dejando al resto del mundo atrás para centrarse solamente en ellos mismos, en ése abrazo. Poco a poco, Midorima fue separándose del agarre, dejando al descubierto el sonrojado rostro del azabache, quien aún soltaba pequeños espasmos a causa del llanto.

"Honestamente, nunca imaginé verlo de esta forma".

—¿Estás mejor ahora? —posa la punta de sus dedos en la barbilla del más bajo, para levantar su rostro y mirarle. El inesperado contacto le provoca un hormigueo— ¿Takao?

—Ah, no... —si bien el llanto había parado, ahora estaba hecho un manojo de nervios al encontrarse con la intensa mirada de Midorima. Pero, había algo un poco diferente, su mirar se notaba preocupado.

—¿No? —lentamente, como debatiéndose el hacerlo o no, coloca su mano en la mejilla del otro chico, quien se sonrojó al instante.

—Quiero decir, no hagas eso... —aleja aquella mano de su rostro sin ser necesario algún manotazo.

En un fin de semana. *MidoTaka* [Two-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora