Prologo.

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Último año y nueva escuela. Amy es una chica de 17 años con un carácter fuerte, una vida poco calmada y la cabeza hecha un lio, lo que menos necesitaba era empezar en una nueva escuela y embobar a dos chicos, uno que no quiere y otro que para ella esta prohibido. 

-NO, NO SE PUEDE- gritó.

-Si se puede Amy, que no se deba es diferente... ¿Por qué alguien se enteraría? Si acá solo estamos nosotros dos.

-Andate.

-Te da miedo, ¿no es cierto? 

-¿Qué cosa?

-Tentarte, hacerlo, dejarte llevar.

-Sí- admitió.- Sí, me da miedo, ¿contento?

-Bastante, pero no alcanza. Te quiero, Amy.

-Vos queres a todas...

-Quizás, pero a vos más- contesto sonriendo.

-Que imbécil. 

La vio irse pero no dijo nada, quizás era lo mejor, quizás él realmente estaba prohibido como ella decía, pero nunca lo admitiría, porque al hacerlo admitiría que ella también estaba prohibida, y eso no iba a pasar nunca. Que estupidez que la manzana prohibida sea la más rica, la que más deseamos. 


-Gracias por estar para mi.

-No es nada... 

-Sí lo es, realmente te lo agradezco- dijo sonriendo y abrazandolo. 

-Amy, sos hermosa.

-Me tengo que ir.

-No te vayas- suplico.

-Se hace tarde, lo siento, hasta mañana..

-Esta bien.

-No sientas nada por mí, por favor.- dijo y salió corriendo.

"Demasiado tarde..." susurro. Ya sentía algo por ella, así de rápido y sin embargo también eran sentimientos fuertes. La quería, pero no como una más, no como una amiga, no como debería ser, él se estaba enamorando de ella. "Que no sienta nada, que no sienta nada" rogaba Amy, pero hasta ella sabía que era en vano, todo el mundo notaba como la miraba, como le hablaba, como la seguía. "Pobre loco enamorado" pensaban todos. 

A dos puntas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora