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Querida chica de los cascos,

Hoy estás mejor. Tu sonrisa blanca se refleja en la ventana. En ese momento no pude resistirme y te miré, con la coincidencia de que el reflejo hacía ver el interior del autobús y te percataste de mi presencia. Al ver que me mirabas, alejé mi mirada y continué escribiendo esta carta.

La primera vez que me miras. Estoy nervioso al mismo tiempo que relato esta nota.

Inquieto,

El chico del autobús.

La chica de los cascos #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora