El comienzo de una historia

Prólogo Iván: Un Misterio Siniestro

Hacía demasiado calor para ser por la noche. El verano era sofocador para todos, sobre todo fuera en la calle donde el aire acondicionado no puede guardar a nadie bajo su cautela.

Ahí, en medio de Riverstreet, Iván caminaba a su ritmo hacía el parque de Loan donde había perdido su gorra anteriormente en el día. Él tenía los cascos puestos por los que vibraba el sonido de la canción nueva de Twenty one Pilots llamada Ride, en cambio más allá de sus cascos se oía la música de la noche: el chirriar de los grillos, el canto de los búhos...

-Bebe- sonó una voz firme. Parecía venir de la iglesia abandonada con la que se estaba cruzando. Iván lo ignoró pensando que solo era parte de su imaginación loca y descontrolada, además estaba cansado. Siguió su marcha hasta que... -¡Bebe!- Está vez Iván ya se tensó y se empezó a asustar. Miraba frenéticamente a su alrededor. Sin pensarlo, corrió hacia el portal de la iglesia, abrió la puerta y se metió dentro sin mirar atrás y dejando el portón abierto.

La puerta era extrañamente silenciosa, como si la hubiesen reformado, pero vieja. Al dar el primer paso se detuvo en seco con la boca abierta; había un hombre con el pelo de un color azul brillante y unas garras mortíferas. La única manera de describirlo era sobrenatural. Lo más sorprendente era que a Iván le pareció extrañamente familiar. Pero eso no era todo, el hombre tenía a una chica atrapada en su brazo derecho y en el izquierdo una copa dorada con un líquido de color rojo que estaba siendo vertido en la boca de la chica. Iván se agachó de inmediato detrás de un banco cercano. El no se atrevía a ayudarla ya que la apariencia del señor era intimidante, pero esto ya no serviría para nada pues la chica se había derrumbado contra el suelo frío. El hombre la arrastró detrás de un pilar y desaparecieron. Iván se levantó de un salto y fue corriendo con su móvil en la mano hacía la carretera preparado para llamar a un taxi.