¡A casar! Digo, ¡A cazar!

32.8K 3K 755
                                    

André y yo llevamos ya dos horas andando por las calles de Madrid casando, digo cazando, a los Pokemon.

Esperen, vamo a rebobinar.
¿Dos horas ya?
¿Y no nos hemos matado?

¡JesúJoséMaría! (es mi orden de decirlo, déjenme en paz).

Pero siendo sinceros, creo que los dos nos sumimos en la fiebre de Pokemon. Nos concentramos tanto en cazarlos y pescarlos que  decidimos dejar a un lado el asco mutuo que nos tenemos. Malditos Pokemon, unen hasta a un ángel y un Satán.

¿Los más extraño? Lo estamos pasando bien. Ahora enserio, donde está la aguja. Hasta me da miedo reconocer que estar ahora cazando Pokemon con André es bastante divertido. El chico realmente siente el juego. Cada vez que caza a un Pokemon con alto CP, se le ilumina la cara y se dibuja una sonrisa de puro goce. No esa sonrisa de suficiencia o malevolencia que tiendo a ver tan a menudo y me saca de mis casillas. Hasta parecía otro André, uno que no conozco.

Vaya. Lo que me faltaba. Ver a André con buenos ojos ¿Dónde diablos está el ácido con lejía?

Porque mis ojos necesitan reparo.


Lo bueno es que después de esta sesión, volveremos a matarnos. Aunque bueno, nunca se sabe. Quizá ya esté preparando mi golpe final, tipo Dexter.


– Todavía no puedo creer que no haya cazado a Squirtle– dice André mientras caminamos. Los dos no somos tontos, como tenemos la mochila (en el juego) llena, caminamos sin estar mirando la pantalla del móvil, al menos que vibre, porque eso significa que los putillos Pokemon acaban de aparecer.

Además, no me gusta parecer friki por la calle. Tengo mi elegancia nada.

– Pues yo sí lo cacé. Cuando digo que eres inútil– le respondo.

– Vaya, se nota que estas dos horas ya te están pasando la factura eh. Mira que te pica la lengua. Me tienes que echar tus espinas. Muy mal, Shen, muy mal.

– Una cosa, ¿Por qué en clase me llamas Emergilda pero ahora sí me llamas Shen?

– Porque quiero. En clase eres Emergilda y afuera eres Shen. Pero eso sí, siempre serás mi patito.

– Anda vete a la mierda.

Él sonríe y seguimos caminando en silencio. Mi móvil vibra y le digo que se detenga. Pero era otra vez un maldito Rattata. ¡Encima solo 10 CP!

Me cago en toó. Bueno, al menos lo transferiré para obtener una esfera. ¡Dónde coño está Blastoise? ¡Y hasta ahora no logré atrapar a Snorlax! Cuando salimos del colegio, fuimos a la calle donde André los atrapó y qué creen. ¡Ni una mierda! Tuve que imaginar que el maldito no aguantaría doce horas en el mismo puesto. Ilusa yo.


Ah, ni modo.


– ¿Cuántos rattatas llevas ya chica?– pregunta André sonriendo. Ya estamos con la sonrisita de los cojones. A veces me gustaría dibujar la sonrisa de Joker en su rostro con un cuchillo muy afilado. Con sangre y todo.

Ya estoy en mi modo gore. André, no la cagues o te recomiendo correr por tu vida.

– Cállate. Salí a cazar contigo a Snorlax, y solo me salen las malditas ratas y cangrejos. Eres mi mano negra.

PUTA [B]IDA (EN EDICION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora