Lluvia de Sangre

Chispeando.

         

           Una vez, en un día nublado, en mi escuela; Mi profesor estaba haciendo una actividad de autoconocimiento. Es muy sencilla, solo ocupas tres simples cosas; una hoja de papel, un lápiz o pluma y saber hacer un pajarito de papel. Lo que tenemos que hacer es poner del lado de la hoja cinco cosas negativas de nosotros y del otro lado cinco positivas, creo yo que en lo que mas batalle fue en poner mis lados positivos; al final solo hacíamos ese papel nuestro pájaro y lo cuidábamos.

         Le decidí poner nombre a mi nuevo amiguito, le puse Juan Salvador Gaviota; Lo que era chistoso, por que no era una gaviota ni me gustaba el libro pero en el momento me pareció algo demasiado divertido. Al poco tiempo cree lazos de afecto con Juan Salvador Gaviota, saliendo de la clase lo mire y le dije

          - Tu representas mis problemas y virtudes, supongo que me caerás tan bien como yo a mi

          - ...   

         No dijo nada, supongo que no me dirá nada asta que sea completamente necesario. Imagine que pregunto ¿y tu te caes bien?. Supongo que esa es una pregunta importante si quiero saber si Juan Salvador Gaviota es mi amigo o no. Llegando a mi casa puse a Juan Salvador Gaviota en una cajita y lo guarde debajo de mi armario, donde tenia mis folders con dibujos y cosas mas que me gustaba esconder allí. Ya no vería a mi pequeño amiguito por un tiempo, ya que me cambie de casa a la casa de mi padrastro. Adiós Juan Salvador Gaviota.

         Mi madre no era la mejor de las madres, mi padre no era el mejor de los padres y mi padrastro no era el mejor de los padrastros; pero aun así me llevaron con ellos. Mi padrastro me llevo a vivir junto con mi madre a una ciudad llamada Scarlett, la hermosa ciudad escarlata

         Todos hablan de Scarlett City como la ciudad olvidada por los policías. ¿Se acuerdan que dije que era hermosa?, bueno, fui sarcástico. Jamás entendí por que nos mudamos aquí; Bueno, asta hoy. Estaba totalmente dormido, no recuerdo si estaba soñando; asta que un grito de mi padrastro me despierta <Ya, ¡corre!>

        -creí que tendríamos mas tiempo- le contesto mi madre

        -Yo igual, pero el no podrá hacer nada para defendernos

        -¿y que pasara con Zack? – le pregunta mi madre

       -ya llame a mi madre, lo cuidara, le dará todo asta que vengamos a cuidarlo de nuevo

        En ese momento suena una sirena de policía y mi padrastro le dice a mi madre

        -supongo que esto nos motivara lo suficiente para huir.

       Esa fue lo ultimo que escuche de ellos. Mi abuela llego la mañana siguiente; traía unas cuantas maletas y un par de cosas mas, me miro y me dijo:

        -oh, mi niño. Solo espero no educarte como eduque a mi hijo.

        Entro a la habitación de mis padres y empezó a sacar todo de ella

        -¿qué estas haciendo?. – le pregunte

        -me instalo- me respondió ella como si se tratase de un hotel- en un momento acomodare unos cuantos adornos que traje a la casa.

       La vida con mi abuela era demasiado difícil y ordenada, lo cual eran cosas que no me gustaban. Parecía que la abuela no tenia emociones; jamás reíamos juntos ni teníamos platicas de mas de quince minutos, era alguien extraña sin duda, cada vez que llovía salía al pateo a sentarse en el césped y ver el cielo mientras se mojaba con la lluvia, nunca la entendí asta esta noche

       Dormido tenia bastantes sueños sobre que pudo haberles pasado a mis padres; Eran tantos los sueños que empecé a odiar dormir. Me levante de mi cama arto y enojado ¿por qué me abandonaron? ¿por qué se fueron?... ¿por qué no conmigo?. Salí de la casa, no sabia que hora era, solo estaba completamente obscuro; no conocía bien la ciudad, era un reto realmente vivir sin que me asaltaran aquí; pero eso por alguna razón no me importo.

       Cuando me di cuenta estaba caminando en un parque, entonces fue allí que me acosté en el césped de una cancha de golf y solo vi el cielo obscuro de la noche. No había estrellas, no había ruido; nada que me molestara, era yo y la noche. Comencé a ignorar todos mis problemas; soltar las cargas que tenia y mirar el cielo. En ese momento, empezó a llover; las gotas caían en mi cara, no importaba si me mojaba. Entendí la parte de por que mi abuela salía a mojarse, a veces la lluvia nos ayuda si tenemos un mal día.

                  La abuela tenia días pésimos.