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Vigésimo segunda nota de un alma apenada.

4 de julio de 2016

"No me obligan a callar pero lo hago. Porque estoy aterrorizada, porque tengo miedo. Hay dos brazos de pánico que me agarran por la espalda y me impiden seguir adelante.
La sociedad a veces puede ser cruel, puede juzgar nuestro ser en cada una de sus formas. Hasta puede destruirnos, sin siquiera dañar nuestro cuerpo. Nos envenena, y nosotros somos tan culpables como víctimas, que terminan pudriéndose por dentro hasta que no queda más que un oscuro vacio.
Yo vivo en la oscuridad. Temo a los cuchillos en forma de palabras que se filtran por tus oídos para penetrar lo más profundo de tu mente. Le temo a las miradas, que son tan poderosas que pueden hasta quemarte con ellas.
Hay una extraña pero irrefutable dependencia que tenemos los unos hacia los otros. Sólo dar un paso puede hacer que una palabra de envidia, celos, desagrado, discriminación caiga sobre nosotros. Es tan solo una palabra, pero puede penetrar lo más profundo de nuestro ser.
Si nos gusta la felicidad... ¿Por qué no dejamos a los demás ser felices?
Es sólo una pregunta, es sólo un sentimiento, es sólo una respuesta, pero... ¿La sociedad está preparada para escucharla?"

Es mi ensayo para lengua, creí que al menos esforzarme en algo para la escuela ayudaría. Creo que me salió algo bien, debe ser porque lo hize con el corazón, y dicen que hay que seguir al corazón. Debería hacer más cosas escuchándolo, aunque correr a abrazarte no sé si seria buena idea.

No creas que leeré mi ensayo frente a toda la clase, se lo entregaré a la profesora para que lo lea con otros tantos que quieren conservar su anonimato. Y no intentes convencer a la profesora para que te diga quién lo escribió, porque no vas a lograr que te diga. Al menos ya sabes que eso es mío, y por lo tanto cómo me siento.

Sam, rescátame, porque no creo poder aguantar.


¿Es normal esto que siento, Sam?  #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora