Dramione

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Hermione se encontraba en la biblioteca investigando algo que pudiera ayudar a Hagrid en el juicio de Buckbeack, sus amigos habían estado muy distraídos con lo de Sirius Black, había de admitir que ella también estaba preocupada por aquel asunto pero no podía abandonar a Hagrid en aquel momento.
Si no fuera por Draco esto no estaría pasando, si no hubiera ido corriendo como gallina a contarle a su padre.
Le ardía la sangre sólo de pensar en el rubio platinado y ella que le decía a los chicos que tal vez no era tan malo como pensaban, ella en verdad habría querido conocerlo más pero después de esto ya no le quedaban más ganas de hacerlo.
Aunque por lo menos le había dado su merecido, sonrió ante aquel recuerdo, aunque a la vez había un sentimiento en su pecho que no la dejaba en paz desde ese momento, sentía que debía disculparse, no quería que pensara mal de ella.

En ese momento cierto chico de Slytherin se dirigía a la biblioteca en busca de información para completar sus deberes, al entrar se percató de la presencia de la chica y su corazón se llenó de sentimientos encontrados, estaba enojado con ella por el golpe pero a la vez sabía que se lo tenía bien merecido por haberle causado problemas a su amigo.
Se sentía extraño cuando estaba cerca de ella, se supone que debía detestarla por ser una sangre sucia hija de muggles pero no era así, y lo peor de todo era lo que en verdad sentía, era una clase de sentimiento que lo hacia querer protegerla de todo y estar para cuando lo necesitara.

En ese instante ella sintió su mirada y volteó su cabeza hacia él, sus miradas se encontraron pero rápidamente ella volvió su atención al libro que había estado leyendo, dejando al chico con un fuerte dolor en el pecho.

-Granger- dijo el chico para que ella le pusiera atención de nuevo.

-Malfoy- dijo ella como respuesta.

La chica siguió buscando algo que pudiera ayudar con el juicio en aquel pesado y polvoriento libro.

-¿Que buscas?- preguntó Draco.

-Algo que ayude al juicio de Buckbeack, juicio que tú causaste-.
Dijo señalando con su dedo indice al rubio platinado.

El sintió un fuerte dolor y culpa por ello, no quería que Hermione pensara lo peor de él.

-Lo siento- dijo sinceramente, aunque al parecer ella lo tomó como una burla.

-Si, claro- dijo con sarcasmo- si eso fuera cierto hubieras hablado con tu padre y pedirle que anulara el juicio.

-Eso intente, creeme, pero el no quiso escucharme.

-¿Sabes que Malfoy?, ¡Ya tuve suficiente de tus tonterías! ¡Me largo!

-Espera Herms- dijo tomándole de la muñeca para evitar que se fuera.

La castaña se sorprendió ante la reacción de él para evitar que se fuera y su corazón dio un salto al sentir el frío tacto de su piel.

-En verdad lo siento- dijo retirando su mano de su muñeca y colocándola en sus mejilla-perdonáme Hermione.

La chica estaba paralizada, el nunca la había llamado por su nombre, ni mucho menos se había disculpado con alguien alguna vez, su corazón latía a mil kilómetros por hora, entonces el chico terminó con la distancia que los separaba y unieron sus labios en un suave y tierno beso, su primer beso.

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