Sobre recuerdos

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Cuando Yoongi tocaba el cuerpo de Jimin, entre risas, mientras este se retorcía sobre el sillón y Yoongi se deleitaba escuchando aquella dulce risa, el ancho pantalón que le había prestado se bajó, dejando expuesto parte de los muslos del menor, y en ellos, cicatrices, cicatrices rectas, profundas, una bajo la otra.

Nadie debío verlas. Nadie las había notado, seguramente. Estaban donde terminaba su ropa interior.

Yoongi frunció el ceño, tomándose el atrevimiento de bajar un poco más el pantalón para apreciar la gravedad del asunto.

Las risas habían parado.

Y aunque Jimin se cubriese cuando sintió aquel tirón hacia su ropa, era demasiado tarde, el mayor ya había visto todo.

—¿Qué significa esto, Park? -Su mirada era dura, como si estuviese regañando al pobre joven. No era su intención, pero no pudo evitar dar esa impresión.

Yoongi pensaba que un ser tan hermoso no debía hacerse esas cosas. No debía lastimar su bello cuerpo. No debía sufrir de tal manera que deseara quitarse la vida y lastimar su cuerpo.

Jimin desvío la mirada, no podía aguantar aquellos fríos ojos juzgándolo.

Yoongi podía notar que el menor estaba avergonzado, sus mejillas se habían tornado rojas junto a sus orejas, combinando perfectamente con su color de cabello, la curva de sus labios había caído, su labio inferior se abulto, temblando.

Si no hacía algo comenzaría a llorar y era lo que menos deseaba. 

Suspiro ruidosamente, volviendo a observar aquellas heridas, ignorando totalmente que se encontraba en ropa interior, con el pantalón casi llegandole a las rodillas. Era un lugar perfecto para ocultarlo de sus fans, el único lugar oculto para lastimarse.

Eran demasiadas marcas. Seguramente más de treinta. Pero dejo de mirarlas, no quería hacerlo sentir mas incomodo de lo que ya debía estar.

Yoongi se convenció que no debía estar sorprendido, que debía haberlo esperado. Se habían conocido en una situación donde el cantante se encontraba en su límite. Debía ayudarlo. Ya no podía retroceder, no podía dejarlo solo.

Dirigió nuevamente su vista al rostro de Jimin, sus manos lo cubrían y su cuerpo temblaba. Había comenzado a llorar.

Acomodó su cuerpo para que estuviese más cerca del rostro de Park. Y con suavidad, tomo sus pequeñas y delgadas manos para poder observar aquel perfecto rostro.

Sintió que el pecho se le oprimía al verlo llorar.

—¿Por qué lo hiciste, Park? -pregunto, pero esta vez su tono era más calmado, suave, no quería asustarlo, Yoongi no era una persona sensible ni dulce, pero por Jimin quería intentarlo.

Nunca en su vida había estado en una situación así y no sabía qué se debía hacer.

Pero sabía que no lo dejaría, no sería como la gente que estaba alrededor de Jimin que ignoraba su dolor. Él no sería igual que el resto. Y esperaba que eso fuese suficiente.

—Lo siento, hyung... -Susurro entre sollozos- Realmente lo siento, lo siento, lo siento...

Sus sollozos aumentaron, las disculpas no cesaron, su mano volvió hacia su rostro, tratando de protegerse de aquella gatuna mirada y ocultar sus lágrimas tratando de no empeorar la situación, ya era lo suficiente humillante.

—Para de llorar, por favor... No soy bueno consolando y... Me pone débil escucharte  llorar - confesó, poniéndose incómodo a medida que el llanto de Jimin aumentaba- Jimin... No llores...

Rescate Una Estrella- YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora