46 días habían pasado. 46 noches en vela, 46 tardes encerrado en mi casa. Recordándolo todo, cada palabra, cada sentimiento. Haciéndome añicos el corazón solo por capricho. No merecía vivir, no sin Louis.
Me hace daño, me duele, me enfada y me desanima. Mi madre y mi hermana ya no saben qué hacer para hacerme salir de mi habitación. Pero es que no puedo, ya me había acostumbrado a su rutina.
Todos los días laborales, me levantaba a las 7:00 a.m., luego desayunaba y salía hasta Creek, al anexo de Louis. Le preparaba su té y lo demás pasaba como un rayo. No disfruté cada momento.
¿De qué estoy hablando? ¿Quién es Louis?
Louis Tomlinson era un gran empresario, vivía en Londres hasta que fue atropellado por un motociclista imprudente. No lo mató, sino que le hizo algo peor. Lo dejó en silla de ruedas, tetrapléjico para siempre.
Yo era su cuidador al principio, pero luego me enteré de lo que estaba planeando, su muerte en un lugar de Suiza. Allí, su madre me pidió que hiciera todo lo que estaba a mi alcance para hacerlo cambiar de opinión, y en cambio me enamoré de él, tan fuerte, tan rápido, tan desprevenido que dolió demasiado.
Intenté de todo, desde ir a ver eventos deportivos, artísticos hasta salir a pasear por los prados de Creek. Le contaba historias que lo hacían sonreír y me esperanzaba. Pero qué tonto fui.
Lo último que se me ocurrió fue un viaje en las dos últimas semanas antes de la fecha que tanto temía. Nos acompañó su cuidador médico, Samuel y con la aprobación de su familia, partimos al Caribe, un lugar que nunca había visitado.
Hicimos de todo, tanto los tres como él y yo. Cenas, tal vez, románticas con velas en la playa, hasta pasear por la ciudad. E incluso me obligó a que probara bucear, lo cual fue lo mejor que hice en todo el viaje, exceptuando esa noche que me pidió que me recostara a su lado, mientras mirábamos las estrella y la Luna, mientras yo sostenía su mano entre las mías.
La última noche fue la mejor y la peor al mismo tiempo.
"Colegas, ¿les importa si esta noche nos vamos para su hotel?" Nos preguntó Samuel sosteniendo la mano de Nina, a lo cual miré a Louis para saber si estaba de acuerdo.
"Claro que no Sam, ve, disfruta la última noche" dijo él con esa sonrisa pícara característica. Su bronceado lo hacía lucir tan bello, yo simplemente no podía dejar de mirarlo. Me dedicó una sonrisa cariñosa a mí y Samuel y Nina nos dejaron cenando solos. Tomamos algunos tragos y luego decidimos pasear por la pequeña vereda que estaba encima de la arena de la playa, donde su silla podía moverse. Yo me quité mis zapatillas y caminé por el agua una última vez, tenía esperanzas de que este viaje haría cambiar la opinión de Louis acerca de su vida.
En un momento se detuvo, así que yo también lo hice. Nos miramos a los ojos y le sonreí. Metí mi pelo detrás de mi oreja mientras escuchaba música Dance a lo lejos, una fiesta de hotel seguramente. Estaba feliz, la mezcla de los tragos exóticos que había estado pidiendo Louis y la esperanza me llenaban el pecho, haciéndome un poco más torpe de lo que ya era.
Y yo solo comencé a bailar, allí en la playa, mientras Louis me miraba, con mis zapatillas en mano y con una sensación nueva y reconfortante. Noté el repentino cambio en la cara de Louis, una sonrisa que nunca había visto, pero que me atraía más que ninguna otra.
Sin pensarlo demasiado y siguiendo a mi corazón me acerqué a él, y me senté en su regazo como algunas otras veces, pero esta se sentía diferente.
"Ay, Styles, me haces bien" me dijo y sonreí, mientras apoyaba mi frente en la suya e inspiraba su olor. Mis brazos ya estaban detrás de su nuca, y mis ojos cerrados aprovechando el momento.
Y de un momento a otro, sus labios estaban llamando a los míos, y les hice caso. Al principio, Louis no respondía, pero al cabo de poco segundos lo hizo, y sí que era diferente a besar a mi ex, Paul. Con Louis se sentía bien, correcto, cálido y como en casa. Podría haber estado así por siempre, el beso se intensificó un poco y las sensaciones eran como fuegos artificiales en mi cuerpo y mente. Pero luego, con un movimiento de cabeza ligero, él me apartó de su cara y miró mis ojos.
"No, Styles, no puedo..." pero lo interrumpí: "Tú... Sí puedes, ya sabes..." mis mejillas se ruborizaban, pero no me importó demasiado.
"Sabes que no es de eso de lo que estoy hablando, Styles" él y su manía y destreza de hacerme quedar como un imbécil siempre. "No puedo quedarme en este cacharro y ver cómo destruyes tu vida a mi lado, no puedo ser tan egoísta" me separé un poco más de él pero no solté mi abrazo.
"Lou, Lou yo... yo te amo. Podemos hacer esto junto, podemos ser felices uno junto al otro, puedo... Yo puedo hacerte feliz" sonreí con fuerza, mientras me daba cuenta la importancia de las palabras que había dicho, pero no me arrepiento de ninguna de ellas porque son la verdad.
"No es suficiente Styles, no puedo seguir así, sin poder moverme pero que igual duela, que igual me enferme cada vez más seguido y peor, que alguien tenga que hacer todo por mi, no poder volver a hacer todas esas cosas alocadas que yo solía hacer. Este no soy yo, tú lo sabes más que nadie Harry, lo entiendes" negué.
"No, no lo entiendo. Sé lo que quieres hacer, no lo permitiré, por favor. Yo te quiero y quiero estar contigo".
"No, en diez años no quiero que me veas y sientas remordimiento, no quiero que sientas pena por mi".
"Yo puedo ayudarte" era lo único que me salió, pero me estaba enojando. Me levanté de su regazo.
"No puedes, lo único que me ayudará será poder terminar con esta pesadilla a la que todos llaman vida. Lo siento, Styles, no es suficiente" y allí me ofendí. De verdad que lo hice y me enojé tanto con él que no pude evitar mis palabras.
"¿No es suficiente? ¿O no SOY suficiente? Yo aquí abriéndote mi corazón de par en par y tú diciéndome que igual vas a matarte, que no te importa nada de lo que he dicho o hecho por ti."
"Harry no es así, yo no puedo ofrecerte nada de lo que otros hombres sí..."
"No quiero a nadie más, te quiero a ti" repetí.
"Y yo no quiero a nadie más que a ti, me has cambiado la vida, pero no puedes revertir el tiempo. Ni te imaginas las cosas que quiero hacerte y no puedo, el dolor de no poder corresponder esos abrazos que tú solo me das, no poder tocarte o... No puedo, no te anclaré a esta vida. Lo único que te pido es que me acompañes, ni bien lleguemos a Inglaterra, me subiré a un avión hacia Zurich, acompáñame por favor."
"¿Cómo puedes ser tan estúpido, tan egoísta? ¿Crees que está bien pedirme que te acompañe a quitarte la vida y a no poder corresponderme nunca este amor que tengo hacia ti? Ojalá nunca hubiera aceptado ese maldito trabajo, ojalá nunca te hubiera conocido" no había sentido las lagrimas que habían empezado a salir por mis ojos hasta que se empezaron a secar cuando comencé a correr hacia mi habitación de hotel, dejando a Louis solo allí, escuchando los penosos intentos por llamarme y los insultos a su silla de ruedas por no ir más rápido y haberse trabado con una pequeña roca.
Luego del suceso, lo único que hice fue evitarlo, no le hablé en todo el vuelo a casa, Samuel se encargó de todo, resacoso como estaba.
Me despedí de todos y Johanna, la madre de Louis entendió a la perfección mi humor, tanto que casi cae de rodillas al suelo en el aeropuerto. Pero yo ya había hecho todo lo posible, todo lo que se me había ocurrido, había exprimido mi cerebro al máximo y ni eso había bastado.
Recuerdo haber recibido la llamada de Mark Tomlinson unos días después de nuestra llegada, suplicándome que vaya a Suiza, que ya me habían comprado el pasaje de avión y todo, pero que tenía que apurarme si quería ver a Louis. Y por acto impulso, allí estaba, en ese horrible lugar, donde pasaban cientos de muertes. Tenía un gran nudo en la garganta. Recuerdo que me pidió que me echara con él, que lo haga sentir completo por una última vez, que le contara algo bueno, que lo recordara y que lo perdonara por todo el daño que me había causado.
"Vive, sal de ese pueblo, anímate a cosas nuevas, desafíate a ti mismo, no te acostumbres ni te sientas cómodo, explora y se feliz" me dijo antes de que tenga que irme para poder tomar mi vuelo. Lo último que hice fue darle un beso, a pesar de mis mocos y lagrimas embarrando mi cara. Aspiré por última vez su aroma cítrico y varonil y sin soltar una palabra más me fui.
El amor es algo que nos llevamos cuando morimos, y a él lo llevaré por siempre conmigo.
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Yo antes de ti. {Larry Stylinson One Shot}
Historia CortaEs una pequeña historia. Está obviamente súper inspirada en la novela de Jojo Moyes, Yo Antes de Ti. Espero que les guste