Capítulo 3

373 32 5
                                    

  No estoy segura de tener que calificar tal momento con las palabras «felicidad», «emoción», «nostalgia».

  No estoy segura de que baste decir esas palabras a modo de descripción en el momento en el que Goku apareció frente a nosotros tan repentino, tan real que dolía.

  Su mirada radiante de incalculable felicidad y la misma inocencia imposible de olvidar se cruzó con la mía pasados segundos de que ésta se posase sobre todos nosotros.

  Su inconfundible risa, seguida de la simple pregunta "¿cómo están?" interrumpieron aquella sensación hogareña, aquella invaluable emoción, esa rebosante alegría.

—Qué gusto me da— atiné a pronunciar, luego de que los demás dejaran que la emoción predominase su ser.

 
  Piccolo, Gohan, Krilin, Milk, el maestro Roshi, Oolong y yo fuimos los únicos que dejaron salir palabras de nuestras bocas al verlo, mientras que los demás quedaron sin habla, confundidos como es el caso de Goten y Trunks (seguramente), indiferentes tales como 18 y, cómo no, Vegeta.

  El primer encuentro de Goku y su hijo menor, Goten, fue algo que no pudo evitar sensibilizar mi corazón, cristalizar una vez más mis ojos.

  ¿Alguna vez vieron gran parte de su vida en la mirada de otra persona? ¿O es que, quizás, soy yo demasiado sensible ante toda situación?

  Hasta el día de hoy no puedo evitar pensar en qué clase de fuerza me detuvo para no unirme a ese abrazo grupal en torno a Goku, pero, deteniéndome a pensar minuciosamente una vez más, recuerdo la mirada de Vegeta quemando sobre mí y la agónica nostalgia aferrando mis pies en el suelo.

  El regreso de Goku fue una experiencia tan... intensa. En sus ojos inocentes pude divisar un ápice de irrefutable emoción y toda mi adolescencia transcurriendo como un corto animado, como una serie de fotografías en un infinito rollo de negativos, tan brillante, tan especial. ¡Todo podía llegar a ser tan significativo, nostálgico, tratándose de ese saiyajin de expresiva mirada y humilde sonrisa!

  Nunca ha sido un misterio de la humanidad la relación entre mi distante esposo y mi buen amigo. Su rivalidad siempre fue más allá de todas las frecuentes e indiferentes expectativas.

  Por parte de Goku, siempre mantuvo una especie de afecto hacia Vegeta, más aún cuando, sorpresivamente en ése entonces, él supo que era mi pareja, el padre de mi hijo, el repentino hombre de mi vida.

  El caso de Vegeta es, ciertamente, algo un tema un poco más complejo de lo que parece.

  En un saiyajin de la élite (como él solía repetir con arrogancia desbordando sus palabras) el orgullo era más importante que su propia vida.

  Sí, suelo tomar caminos difíciles, afrontar retos, pero no se hacen una idea de las técnicas a utilizar y la complicación en emplearlas para reparar una orgullosa mentalidad saiyajin dañada.

  Una mentalidad saiyajin dañada, carente de intención, por Goku.

  Y es que, a decir verdad, ¿qué culpa tenía mi gran amigo Goku al superar a Vegeta?

  No lo sé. Pero, a pesar de todo, Vegeta no dejaba de enorgullecerme ante sus logros personales.

  Bueno, al menos hasta aquel día.


-


Hi:D

Sí, ya sé que la fic es historia y que el capítulo está muy corto, pero quiero describir los sucesos del torneo (tanto el infantil como el de adultos) en una hoja limpia. (?

Los que sigan aquí, pueden votar y comentar. ;)

Gracias por leer esto. <3

Lazos Del Destino [Vegeta y Bulma] 2ª Temporada. |PAUSADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora