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Al regresar a la fiesta, se encontraron con que los tíos y familiares de Arthur, estaban entretenidos viendo a cierto niño, el cual era bastante parecido a Arthur--- Cuando este era pequeño--- a excepción de los ojos azules.

Arthur no pudo evitar apretar la mano del americano, quien lo quedo mirando extrañado.

-¿Es algún familiar tuyo, Arthur?- El inglés se tensó.

-Es... es mi medio hermano- El americano no necesito más, para regresarle el apretón al mayor, en señal de apoyo.

-¿Quieres que nos alejemos?- El mayor veía como su padre charlaba como si nada con la familia, los únicos que parecían estar incómodos con su presencia eran su madre, y sus hermanos, los demás continuaban como si nada, como si... "...No lo supieran".... Y de repente, para su sorpresa y desagrado, la mirada de su padre se conectó con la suya. "Que no venga para acá, ¡Que no venga!" Decía mentalmente el inglés, pero como el destino lo odiaba, su padre dejo de hablar con uno de sus tíos, y se encamino a la dirección en la que ellos estaban.

-Mierda, mierda, joder, boody hell- Maldecía entre dientes el inglés, apretando cada vez más fuerte la mano del americano. El joven le quedo mirando, viendo como a cada paso que daba aquel hombre----Que intuyo era el padre del ojiverde--- el inglés se tensaba más y más.- Alfred, no te alejes de mi.- Susurro el mayor, lo suficiente mente fuerte como para que el americano lo escuchara.

-Nunca me alejare- Respondió en el mismo tono, sonriéndole al inglés, quien le correspondió la sonrisa.

-Ahh por cierto, detenme en caso de que lo golpee-

-¿Eh?-

-¿¡Que tal, hijo?!- Pregunto con una sonrisa el padre de Arthur.

-Buenas tardes, Señor- Respondió indiferente el adulto.

-¿Señor? ¡Vamos, Arthur, soy Papá! ¿O ya no me reconoces? - Pregunto inocentemente el adulto mayor. El inglés ni se inmuto, como si todo el dolor que hace un momento le mostró al americano, no existiera, como si no sintiera nada por aquella persona que se encontraba frente a él.

-Disculpe señor, pero...- Aunque eso era una fachada, porque por dentro se sentía como un niño que quería correr a los brazos de su madre y encontrar refugio en los brazos de esta, calmando así ese desgarrador sentimiento de tristeza y rabia que tenía por dentro. - Mi padre murió hace no más de ocho años, así que le ruego no manche su memoria- El hombre hizo una mueca dolida, como si entendiera lo que su hijo quería hacer con esas palabras: Protegerse a sí mismo.

-Arthur... Sé cómo te sientes....

-No, no lo sabe- Corto a secas el ojiverde.

-Claro que lo sé... sé que estas molesto conmigo- El hombre no pudo continuar, porque el inglés le interrumpió nuevamente.

-¿Por qué debería estar molesto con usted? Usted no es nadie para mi. - El inglés pauso- Ya le he dicho que mi padre murió, es algo que debería gravarse bien, porque esa es la verdad... O por lo menos para mí es esa la verdad- Escupió con veneno el ojiverde.

-Arthur, hijo mío, te estas comportando muy infantilmente- Dijo ya molesto el hombre mayor- No puedes simplemente evadir el problema, eso no es de caballeros- El inglés gruño.

-Ohh lo lamento, olvide que ser infantil no es de caballeros, muy al contrario de traicionar- Se burló, haciendo uso de su tan preciado sarcasmo.

-Hijo...-El inglés dio un paso hacia su padre.

-No te atrevas a llamarme "Hijo", tú ya no eres mi padre- El tono frio en que dijo aquello, sirvió para que tanto el americano, como el padre del ojiverde, se pusieran en guardia. Cada uno por una distinta razón, pero que al final terminaría en el mismo punto: Pelea.

De policías y ladrones. Hetalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora