Las apariencias engañan

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Me llamo Laura y tengo dieciséis años. Nunca habría pensado que mi sueño habría sido una auténtica pesadilla. Pero mejor empezaré por el principio.

Era un seis de agosto cuando me encaminaba hacia Estados Unidos, en concreto a Ohio. Había estado años deseando este momento. Me habían dado la beca para irme. La despedida había sido muy dura. Las lágrimas de mis padres y mis hermanos. Mi sobrina pequeña preguntando por qué todos estaban así ... Hasta unos diez meses no podría abrazarlos, jugar con ellos ni decirles lo mucho que los amaba. Pero era lo que quería, empezar de cero, ver las costumbres de otro lugar, conocer gente nueva y tener un buen nivel de inglés.

Subí al ave que me llevaría de Barcelona al aeropuerto de Madrid. Conocía a la mayoría de los becados porque un mes antes, nos habíamos reunido en Madrid para que los de la fundación nos explicaran todo lo necesario. Allí conocí unos muy buenos amigos, que espero volver a ver en algún momento.

Me puse los auriculares y seguidamente una lista de Spotify que me gustaba bastante. Había Pop y Bachata. Sí, dos gustos bastante diferentes. Mis compañeros me decían que era la rara para escuchar Bachata pero no Reggaeton. No me gustaban las canciones de este tipo, pero me sabía las letras de muchas de ellas, de haberlas escuchado tantas veces. Por donde iba, escuchaba lo mismo. Era el virus del Reggaeton.

-Chica ... Ya hemos llegado.

Abrí lentamente los ojos y me di cuenta de que ya estaba en el aeropuerto. El pobre hombre que trabajaba llevaba intentando despertarme media hora. Cuando dormía profundo, era peor que una marmota. Después de mil disculpas salí. Ahora sí que no podía volver atrás. Llamé a mis padres por última vez. Cuando estuviera en Nueva York ya intentaría hablar con ellos. Ya echaba de menos a mis padres y sólo estaba en Madrid. Me dirigí al punto de encuentro del intercambio y allí me encontré a todos los amigos. Corrimos a abrazarnos, era duro, pero allí sería la última vez que nos veríamos en mucho tiempo, ya que todos estábamos en pueblos y ciudades diferentes. Unos iban a Estados Unidos y otros a Canadá. Después de una charla en la que casi nadie prestaba mucha atención (supongo que todos estábamos nerviosos) fuimos a embarcar las maletas y coger las tarjetas de embarque. Seguidamente, pasamos el control de seguridad. Cogí mi equipaje de mano y me dirigí a la puerta de embarque con Paula. Ella es de Ermua, un municipio de Vizcaya. Puedo decir que es la chica con la que me he llevado mejor. También iba a Estados Unidos pero después a California.

Ya era la hora. Subimos y las primeras dos horas estábamos hablando y riendo, pero luego caí en un sueño profundo. Al llegar ya empecé a hacer fotos. Unos hombres vinieron a buscar con diferentes autobuses con los que nos llevarían al hotel donde pasaríamos la primera noche y nos explicarían las próximas indicaciones. Ahora mismo tenía una mezcla de sentimientos muy extraña, nervios, miedo y alegría. El hotel era una pasada, tengo que decir que aquellos hombres se rieron cuando nosotros hicimos un << WOW >> a coro. Era la típica construcción que muestran de Nueva York para la televisión; un edificio alto e impresionante. Entramos y nos asignaron una habitación por parejas. Como no, yo iba con Paula. Dejamos las cosas y nos arreglamos ya que nos habían dicho que tendríamos una cena de gala, lo que me dejó un poco nerviosa. La verdad es que todo el mundo iba muy bonito, y como no, la cena era una pasada. Después de cenar nos dieron la tarjeta de embarque que tenía cada uno por su destino. Finalmente fuimos a la habitación, estuve hablando con Paula y aunque sabíamos que teníamos que dormir para despertarnos temprano al día siguiente, no queríamos. Aquella era la última vez que podría estar con ella durante mucho tiempo. La tristeza que teníamos era muy grande.

Sonó la alarma, y ​​miré hacia la cama de ella. Ya no estaba. Se iba antes que yo. Tenía ganas de llorar pero las aguanté. Me arreglé y cogí mis cosas para irme. Finalmente partí hacia el aeropuerto. Todo era como esperaba. Los taxis amarillos, edificios altos y muchísima gente. Al llegar al aeropuerto fui lo más rápido posible para pasar el control y esperar el avión. Al llegar a Columbus, cogí mis cosas y al salir una familia con un cartel enorme me esperaba. Corrí hacia ellos y me abrazaron, lo cierto es que en transmitieron muchísima confianza aunque ya los conocía un poco con las cartas de presentación. Estuvimos hablando todo el camino a mi nueva casa. Mis "padres" se llamaban Jane y Connor Wells. También tenía una hermana, Amy de un año más. Encajaba muy bien. Todo parecía un sueño, el sueño americano.

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⏰ Última actualización: Aug 02, 2016 ⏰

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