NENETZI

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(3 semanas después...)

Nenetzi se despertó al oír el llanto de su hija, cosa que no le extrañó, ya que la pequeña no hacía otra cosa que no fuera llorar. Se levantó, cansada. No había dormido ni tres horas desde la última vez que había alimentado a Nicolette.
Cogió de la cuna a la niña y le alborotó el poco cabello rubio que tenía mientras se habría la bata para dejar descubierto un pesado pecho blanco con un rojo pezón, del cual la niña comenzó a mamar rápidamente.
La madre le miró con cariño mientras una lágrima le resbalaba por la mejilla. Ya le habían comentado unas cuatro veces sobre su escasez de leche, pero ella se había negado rotundamente a dejar a su hija en manos de una desconocida para que fuera su madre de leche.
Pero ya no podía hacer otra cosa. Lo había decidido. Cuando la pequeña dejó de comer y se durmió en brazos de su madre, Nenetzi la dejó en la cuna y se sentó en frente de un pedazo de papel. Cogió un bolígrafo negro y comenzó a escribir:

«Hola Milo:

Ya me han comentado varias veces la poca cantidad de leche que tengo. Por eso este acto. No es que yo quiera, pero así debe ser. Quiero que le busques una buena madre de leche, incluso me vale una de las putas a las que te follas, siempre y cuando tenga leche suficiente para alimentar a mi hija. Quiero que cuando cumpla 15 años me la envíes de vuelta. Estaré allí para entonces. No me falles.

Un saludo, Nenetzi.»

Cuando acabó de escribir, la carta ya estaba húmeda de las lágrimas derramadas por su escritora. Con un último sollozo, Nenetzi se levantó y guardó con delicadeza el papel en un sobre. Cogió a la niña en brazos y la acomodó en una cuna de mimbre. Le colocó la carta entre las mantas y salió de la casa.
Tras caminar varios kilómetros y estar a pocos metros de la casa de su ex-novio, se dió cuenta de que llevaba una ropa muy provocativa. Tras suspirar, resignada, avanzó, colocó a Nicolette ante la puerta y tocó el timbre, con dedos temblorosos por el llanto.
Milo abrió la puerta y recibió una bofetada en la mejilla.

Pecados De Una EscorpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora