Día cuatro

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Día 4

- ¡Puedo jurarlo Alya! Ese chico es otro cara bonita que creé que su apariencia siempre lo ayudará en la vida - Marinette siguió diciendo otras cosas pero entre dientes, como si lo maldijera por la mala suerte de ese día.

- Jajajaja ¿Qué fue eso tan malo que hizo?

- Pues después de quedar empapada de lodo tuve que irme caminando a casa.

- Mari... Eso está como a cinco kilómetros - dijo Alya su amiga mientras dejaba su café en la mesa.

- ¿¡Y crees que no sé eso!? Estuve como dos horas bajo la lluvia gracias a él, llegué a casa empapada y con lodo, para colmo y no satisfecho con todo eso me perdí del maratón de películas - Mari se dejo caer sobre la mesa de la cafetería, haciendo que todo en la mesa diera un pequeño salto y las tazas de café  cayeran al suelo partiéndose en muchos trozos de porcelana - ¡Ahhhh! ¡Mira lo que hice Alya soy un desastre!

- Siempre lo has sido amiga - Dijo está mientras ella y su amiga recogían los trozos rotos de lo que hace unos minutos eran tazas 

- Tiene que pagar por eso señorita - Dijo el mesero con rostro de que no le importaba y lo decía por decir, aunque esa fuera la verdad

- Lo haré señor - Dijo Marinette mientras sacaba dinero de su cartera para pagar los daños. Después de pagar por todo Alya y Marinette siguieron con su Día de compras.

           Iba pasando por una librería y recordé, que hacía unos días había pasado por esa misma librería y me interese por varios libros pero como no tenía credencial no pude retirarlos, le sugerí a Alya entrar y esta acepto sin reclamar nada (Normalmente a Alya no le interesan ese tipo de libros pero quiso acompañarme). Cuando estábamos por entrar lo vi.

- ¡Es él! ¡Alya encondete!

- ¿Pero que de...? - Alya no pudo terminar la frase por el gran empujón que le dio Marinette, haciendo que ambas quedarán ocultas tras unos estantes - ¿Qué te sucede Mari? - Preguntó Alya molesta por el lo acontecido mientras se sobaba el brazo.

- Es el chico, del que te estaba hablando en la cafetería, está aquí - Decía Marinette mientras temblaba nerviosa como una maraca, Alya se asomo un poco para poder divisar el chico que le ponía los nervios de punta a su amiga.

- ¿Es ese? - Señaló al chico rubio que sujetaba en sus manos un libro que se titulaba Une saison en enfer  (Una temporada en el infierno) Marinette se asomó un poco y al darse cuenta que era él un leve sonrojo se dejo ver en sus mejillas.

- S-Sí - Dijo para ocultarse de nuevo y esconder su rostro entre sus manos, ¿Qué me esta pasando? ¿Por qué me late el corazón tan rápido? No debería ponerme nerviosa ese pelmazo, es un idiota, un muy guapo y atractivo idiota.

- Ese chico es lindo.

- No lo digas Alya, probablemente sea un degenerado violador, usurpador y ladrón de dulces - dijo Mari colocándose de brazos cruzados y con un ligero puchero - ¿Quién sabe si es un delincuente? Oh oh escapó de prisión y es un prófugo de la ley.

- Ma-Ma-Ma-rinette... 

- ¿Qué sucede Alya?

- El chico Marinette ¡EL CHICO!

- ¿Qué?

- Esta arriba de ti

- ¿¡QUÉ!? - Marinette voltea bruscamente y efectivamente el chico rubio estaba arriba de ella con la ceja levantada y una mueca de disgusto - Yo... ¡No creo que seas nada de eso! jejejeje es más creo que eres guapísimo, bueno, no guapísimo, quiero decir, no eres feo pero tampoco guapísimo, ehmmm.... ¿Lindo? ¡Sí! ¡Eso eso, eres lindo!

               El chico rubio no comprendía el nerviosismo de la chica azabache, la detallo bien por unos instantes. Tenía labios rosados cual flor de cerezo, cabello tan oscuro como el cielo nocturno y sus ojos eran azules como mar, él sabía que había visto a esta chica, pero ¿De donde? Cuando recordó lo que había pasado días atrás. 

- ¡Tú! ¡Eres la chica del autobús!

Créditos por la portada a DorelyACool Ella es genial 

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