El chico con el ego más grande del mundo

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Hola a todos ;; perdonen por tardar tanto pero tuve un bloqueo horrible. La buena noticia es que estoy en mi etapa de inspiración y esta historia debe estar terminada lo más rápido que pueda.  Hoy no tengo mucho que decir, sólo que lean y dejen comentarios para que sepa si les ha gustado lo que escribí. 
Los hamo a todos (con "h" para más intensidad") No olviden shippear mucho y dar like a mi página de FB. ♥ 

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La primera mirada conscientemente dirigida luego de tanto tiempo se sintió más familiar de lo que ambos creyeron.

YoungJae estaba hermoso y fresco pero al mismo tiempo era como si su cuerpo irradiara calidez; esa calidez que DaeHyun tanto había necesitado en todo ese tiempo de soledad. Por su parte, el cuerpo del peliplateado susurraba con desesperación al menor que le apretara, que le sintiera para percatarse de que todo eso no era un sueño.

-¿A dónde se fueron tus cachetes?- La notoriamente nerviosa voz de DaeHyun le hizo temblar, más sin embargo solo una risa ligeramente alterada escapó de sus labios; una risita que sinceramente hubiese querido enterrar desde un principio.

-Calla y pasa- Se hizo a un lado, dejándolo entrar a la habitación y disimulando el temblor en sus piernas avanzó hasta la cama para sentarse. DaeHyun sólo tuvo que dar un par de pasos para sentarse en la silla más cercana, la del escritorio, de hecho.

-Linda decoración... cambiaste prácticamente todo- Sus ojos se pasearon por cada pared, notando el cambio de color e incluso, la falta de posters que antes el menor tenía. –Uhm... ¿Dónde está?- Cuestionó haciendo que YoungJae ladeara la cabeza con confusión.

Oh, eso.

-¿El poster? Debajo de la cama... junto con una caja llena de otras cosas- Se encogió de hombros tratando de restarle importancia al tema; no le gustaba admitir abiertamente que todas las cosas que le recordaban a DaeHyun estaban ocultas para no ser vistas nunca más.

-Tuve que hacer mucho para que me dieran ese poster de one piece. No puedes simplemente tenerlo arrumbado- DaeHyun fingió indignación y negó un par de veces antes de suspirar. -¿Por qué lo quitaste? ...- la pregunta salió de la nada y fue tarde cuando el peliplateado se dio cuenta de que tal vez no había sido buena idea preguntar.

-No sé. Tal vez me traía recuerdos que obviamente no quería recordar-

DaeHyun no tenía idea de si YoungJae se daba cuenta del veneno en sus palabras, pero para estar seguro, tanteó un poco más de terreno.

-¿Soy un mal recuerdo?- cuestionó tranquilamente, intentando incluso sonreír. La expresión de YoungJae se relajó, pero mantuvo el ceño fruncido.

-Uno doloroso-

Ambos se quedaron callados sin saber realmente que decir; DaeHyun comenzaba a cuestionarse el porque estaba en ese lugar. Todo era distinto, la habitación, la casa, incluso YoungJae se sentía diferente de cierto modo. Más maduro tal vez, pero no menos hiriente; el chico bonito no había aprendido a tener tacto en todos esos años, aunque quizás, la verdad era solamente que DaeHyun estaba tomando todo demasiado a pecho.

-YoungJae...- La voz ahogada del cantante hizo que el menor se tensara. Estaba consciente de que probablemente su respuesta anterior había removido sentimientos negativos en ambos. –Yo...-

-¿Cómo es que mi madre te dejó entrar?- Cuestionó de la nada, interrumpiendo lo que fuera que DaeHyun iba a proferir. –Es confuso... luego de todo lo que pasó ¿Por qué querría que tú y yo habláramos?- DaeHyun suspiró.

-Ella a diferencia de mis padres, parece estar arrepentida.- La verdad, él ya le había dado vueltas al asunto- Mira, ni siquiera sé con exactitud por qué he venido-

Del amor al dolor {DaeJae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora