El gato.

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Joshua se ofreció a llevarlos a sus hogares, porque, después de todo; gracias al pequeño incidente que había causado SeungCheol, no habían podido finalizar temprano la entrevista como los testigos primordiales que eran. A Chan y a SeokMin parecía encantarles eso de viajar en el auto de unos agentes especiales. Por supuesto, el coche era enorme y hermoso, seguramente muy costoso. SeungCheol volvió arrastrando los pies, despeinado y con un aire triste en su rostro. Se estaba deshaciendo el nudo de la corbata y se desprendió los primeros de su camisa. SeungKwan pensó que era un hyung bastante guapo.


— ¡Choi SeungCheol! ¿Puedes comportarte? Aún estamos trabajando — Carraspeó JiSoo.


— ¡Es que estoy tan frustrado! ¡Te juro que estaba a punto de agarrarlo! Pero el maldito de se tiró del edificio, espero que no se haya muerto, porque quiero ponerlo tras las rejas —. 

SeungCheol refunfuñaba mientras volví a prenderse los botones de la camisa.

— Hyung, ¿qué va a pensar su novia si se entera que anda todo el día tras el chico? — Preguntó SeungKwan.


El aludido se rió, sacudió el cabello del menor. — Mi única novia es mi profesión, no tengo tiempo para mujeres —. JiSoo rodó los ojos, cruzándose de brazos.


Dejaron los niños en sus respectivas casas, Joshua se aseguró de anotar sus direcciones. Tenía que echarles un ojo cada tanto, no sea que JeongHan quiera tomar venganza personalmente. Aquel antiguo héroe era todo un misterio para todo el escuadrón, ninguno entendía porqué la muerte de Lucky M lo había afectado de forma tan drástica, pero él estaba dispuesto a llegar hasta el fondo del problema.


Por otro lado, SeungCheol tenía la cabeza recostada por la ventanilla; esta vez había estado tan cerca esta vez, que no podía perdonarse haber fallado. Sacudió la cabeza, mirando la hora. Se alarmó por completo, tenía un compromiso familiar al que seguramente estaría llegando tarde. Le pidió exaltadamente a Joshua que lo llevara hasta la mansión de los Choi, donde se celebraría una cena bastante elegante. Obviamente no tenía tiempo de cambiarse, por lo que lo haría ahí y le pediría un traje a su padre.


Tomó su chaqueta del asiento trasero del auto, haciendo un gesto con la mano para despedirse de su compañero hasta el día siguiente. Corrió hacia el enorme hogar y se escurrió, escribiéndole un mensaje a su madre que se cambiaría y bajaría con el resto de los invitados. La mujer le dijo que había alguien ocupando la habitación por el momento, pero que podía entrar al enrome armario de su padre que abarcaba toda una habitación. 


Se duchó tan rápido como pudo y recogió un traje, pero fresco. Miró al rededor, revolviendo unos cajones, no encontraba el pañuelo que iba a juego con la corbata. A él esas cosas mucho no le interesaban, pero estaba seguro que esos "amigos" de su familia, mirarían hasta como pestañeaba.


Con cuidado, se metió a la que fue alguna vez su habitación, pero no vio a nadie. Solo un pañuelo de seda negra sobre la cama. Le pareció haber visto algo similar en algún lado, pero no le dio mayor importancia y comenzó su búsqueda. Cuando estuvo listo, bajo hasta llegar al patio y saludó a tantas personas que le dolían las mejillas y la mano de tanto sonreír y estrechar saludos.


— Mira, amor, allí están los Lee junto a su hijo, deberías ir a saludarlos —. SeungCheol asintió con una sonrisa hacia su madre. Se acercó a la familia compuesta por tres personas.


— ¡Señores Lee! ¿Cómo se encuentran? ¿Lo están pasando — Preguntó, saludando a los dos adultos. Ambos respondieron con cortesía. En cuanto vio a su hijo, se le heló la sangre. Podían llamarlo loco, pero podría reconocer a El gato, donde sea y como sea. Y ese chico, era quien había estado buscando desde hace tres años.


El chico era diminuto - en todo sentido, bajito y menudito-, aunque si cabello era lacio y negro, parecía despeinado. Debajo de ese tapado de cuero negro, lucía unos pantalones ajustados. Lo más curioso no era lo bonito de sus piernas (no pienses en eso, ,hombre) si no que la prenda parecía haberse ensuciado y haber sido sacudida a las apuradas. No quería sonar pretencioso, pero ese niño parecía tan lastimado como él, casi como si hubiese caído desde la cornisa de un edificio.


— ¿Les molesta si les robo un rato a JiHoon-ssi? — Preguntó con total elegancia, ninguno de los dos se negó, pero el chico parecía terriblemente incomodo. Cuando fueron mirados por el matrimonio, de forma rápida, ambos compusieron una sonrisa y se fueron. En cuanto estuvieron lejos de las miradas ajenas, SeungCheol tomó su brazo fuertemente y comenzó a arrastrarlo al ala de servicio de la mansión, lo empujó a una de las habitaciones y cerró la puerta tras él.


— ¡Tú! ¡Maldito! Dime una razón para que no te de una paliza y luego te lleve con la policía —. SeungCheol lo estampilló con la pared, dudando por un momento si el chico bonito frente a él era el ladrón que tanto lo había molestado. JiHoon no parecía tener ganas de jugar, porque ni siquiera intentó negarlo. De hecho, sus ojos comenzaron a tomar al matiz ámbar 

y las pupilas que caracterizan a los gatos debido a la presión de SeungCheol sobre su cuello.

— Que sé cómo, porqué y con quién Guardian Angel logró entrar a la Academia SuSeo — siseó. Inmediatamente aflojó el agarre. Estando así de cerca, el gatito no sería tan estúpido de intentar escapar, porque podría quemarlo vivo si se le daba la gana.


— ¿Realmente?


— Sí. Puedo decirte todo lo que quieras si me guardas este secreto —.


— ¿Entonces pretendes que no te envíe a la cárcel? —
— ¿No existen tratos entre bandidos y policías? Yo te estoy diciendo que te daré toda la información que quieras si me das algún trato y, claro, confidencialidad —.

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⏰ Última actualización: Aug 04, 2016 ⏰

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