Invierno

La rosa

La primavera era hermosa, el sentir como el suave aire rosaba sus pétalos durante los días, bajo el hermoso rayo del sol, era una sensación que ni la fresca brisa de la mañana podría comparar. Hablar con las demás rosas también era una sensación meramente hermosa y relajante. Ver a aq,uellos humanos tomarte únicamente para poder oler tu aroma, el cual los dejaba con una hermosa sonrisa y en algunas ocasiones, con un estornudo. Pero ninguna sensación era tan placentera como la frase "no la cortes, si quieres apreciar su belleza, déjala ahí, pues si la cortas morirá, y si la dejas en el rosal vivirá hasta que tenga que morir." Esa si era la frase mas placentera que jamas podría escuchar de alguien que no fuera un humano. 

Maldito verano, su insoportable calor era espantoso, no podía soportar tanto calor, pero... debía hacerlo, debía poder lograrlo, debía lograr sobrepasar el escabroso camino por el cual decidió pasar en aquel momento. Aunque afortunadamente un humano se apiadó de ella y todos los días le daba un poco de agua en las mañanas y en las noches, nada podría ayudarla con el insoportable sol al cual se enfrentaba diariamente. 

¡Deja de soplar! pedía a gritos la pobre flor durante el otoño, no podía soportar el frió aire correr entre sus pétalos, la muerte de los arboles que renacerían en primavera le daba miedo, pero debía poder soportarlo. 

Rosa, la única rosa viva ya del rosal, estaba sola, sola contra su amor, nadie la podría detener y nadie la podía ayudar. ¿Por que había decidido enamorarse de el crudo invierno? ¿Acaso prefiere soportar tanto dolor, con el fin de verlo una sola vez?

Esa son preguntas que solo aquel crudo invierno nos podrá contestar, pues la rosa, ya no puede hablar.