Ni siquiera sé cómo empezar este capítulo, mis emociones, desbocadas, mueven mis dedos, pero mi cerebro frío cual carámbano hiela los hiela, rebosantes de frustración y energía. Me tranquilizo, repito y comienzo a escribir. Mis dedos se deslizan por el teclado, como un halcón sobre vuela el cielo, sin consciencia alguna de estar escribiendo. Plasmando las primeras palabras convertidas en sentimientos que salen desde mi corazón hasta la punta de mis dedos.
La ira y desdicha escriben estas palabras. Hoy podría deciros que ha sido otro día como cualquier otro, pero ya os he dicho que no os iba a mentir, os merecéis la verdad.
Hoy he realizado mi rutina matutina, he comido y me he ido a entrenar. Hay es cuando ha surgido la gigantesca ola de alquitrán que me ha ahogado y nublado mis esperanzas. Cuando estábamos en los vestuarios he escuchado insultos hacia un chico de mi edad. Extrañado me giré y escuche:
- ¡Maricon¡ - gritó un chaval de mí misma edad con palabras de odio
El chico apuñalado por esas palabras miraba al suelo, con la esperanza de que se abriese de par en par y pudiese escapar de esa inmerecida situación.
-¡ Marica, chupa pollas¡ - las ráfagas de insultos lanzadas por aquel troll llovían sobre el chaval igual que piedras.
Con los ojos inyectados en sangre y las manos en forma de puño me dirigí hacia el conflicto. Me planté frente aquel demonio y le solté:
- Me das asco, te parece normal insultar a alguien de ese forma sin ningún prejuicio alguno. Además, que más da si es gay, bisexual o transexual- le dije a la cara casi en cólera intentando que la ira no ahogase mi cordura.- ¿Qué hay de malo en eso¿
El chico me miraba desde atrás atónito, con cara de espanto, mientras que él troll intentaba rebatir mis ideales con una estupida respuesta. Y la verdad es que no podía, ya que era como afirmar que ser buena persona no estaba bien. Me pudre el alma y entierra la esperanza, que haya gente con esos pensamientos y formas de ser. Es como si me diesen una patada en el estomago, me quita el aire y me ayuda a dar por perdidas las esperanzas que tenía en la sociedad. Me giro, y le dedicó al chico una pequeña sonrisa mientras me voy. Al salir de la puerta me susurra:
-Gracias
Estas cosas son las que me pueden, la ignorancia y la estupidez de esos comentarios, me reconcomerse por dentro. Hay que quemar esos prejuicios, que si iremos al infierno, que si nadaremos en el caldero de Satán..... A veces, cuando pienso en todo esto, llego a la conclusión de que si el cielo va a estar habitado por las personas que nos dicen eso, quizás no quiero el cielo. Quizás nos han mentido y el verdadero cielo es el infierno, porque quien dijo que el infierno es malo y el cielo es bueno, todo depende del punto de vista, igual que para mí una canción puede ser preciosa para otro puede ser la mayor de las aberraciones ávidas y por a ver.
Lo único que tengo claro ahora es que sé quién soy yo, yo soy yo y nadie más. Cuando te miras en el espejo tienes que saber reconocer a esa persona y estar orgullosa de ella, da igual que seas feo, alto, gordo...... Da igual, lo que tienes que ser tu, porque no hay nadie como tú ya que tú eres tú y solo tú. Por eso os voy a pedir algo muy difícil pero a la vez muy satisfactorio. Aprended a amaros y respetaros a vosotros mismos, porque sino quien lo va a hacer. Tenéis que aceptar esos fallos que odias para intentar quitarlos y ha abrazar esas virtudes, así y solo así seréis más felices, ya que no hay amor igual que el de uno mismo.
ESTÁS LEYENDO
Orgullo y dolor
Teen FictionPermíteme invitarte a dar un paseo por los pensamientos que tiene un chico para poder asumir quien es él en realidad y salir del armario.