Morado
Lance estaba pensando como termino en esta tortura, que tal vez y solo tal vez (aunque jamás lo admitiría) se lo merecía. Era realmente injusto, el solo había sido el mismo, y por eso se le debían castigar de esa forma.
Y solo porque discutía un poco con Keith, de acuerdo, eso sería quedarse corto, la verdad es que peleaban por todo, que por lo que general sería por nada importante, pero eso no quitada el hecho de que fastidiara a todos en la nave, tampoco ayudaba sus competiciones un tanto estúpidas e innecesarias, pero cualquier oportunidad que tenía para poder derrotar y demostrar que era mejor que Keith la tomaría, porque claro, que podía ser lo peor que puede pasar, o, claro, esto.
Ahora gracias a la idea de Allura para fortalecer los vínculos entre los paladines, en especial entre él y Keith, como último recurso aplico una vieja técnica que Coran le recomendó, que en pocas palabras consistía en encerarlo junto a Keith en una habitación hasta que se lleven bien, o uno de los dos muera. Cruzaba los dedos para que no fuera él mismo.
En resumen termino en una habitación del castillo en la que jamás había estado, atrapado con su némesis y sin escapatoria aparente, y la única forma de salir es haciéndose amigo uno del otro o en un ataúd.
-¿Quieres jugar un juego? –le comentaste al contrario, si tenían que ser amigos de un lado tenían que iniciar, y quedarse sin hacer nada en espera de piedad dudabas que fuera a funcionar.
Te sentaste en el piso recargado en una pared, la habitación estaba vacía y era totalmente blanca, miraste Keith en busca de una respuesta, quien simplemente te miraba como si estuviera tratando de deducir si esto era una treta, después de unos segundos se rindió y se sentó en frente tuyo.
-¿Cómo cuál? –te pregunto, parecía tan aburrido como tú te sentías.
-Veinte preguntas.
-Está bien –acepto, supones que no tenía nada mejor que hacer, ya que ni siquiera tenía su cuchillo para juguetear, porque se lo quitaron para evitar incidentes.
Después de quedarte sin preguntas raras y embarazosas que hacerle pasaste a las más típicas y aburridas.
-¿Cuál es tu color favorito? –preguntaste, iba a contestar pero lo interrumpiste- no espera yo adivino.
Pusiste las yemas de tus dedos en las sienes y ceraste los ojos mientras zumbabas con la boca haciendo tu mejor imitación de un adivino.
-Los espíritus de los antepasados me han dicho que tu color favorito es el rojo.
Abriste los ojos en espera de una contradicción, pero en su lugar se te quedo viendo como si estuviera a punto de matarte (una mirada a la cual ya estás acostumbrado), ibas a preguntar qué hiciste ahora cuando te callo el veinte.
-Espera, tu color favorito enserio es el rojo –no pudiste evitar dejar escapar unas risas-. Dude lo dije de broma.
El frunció el ceño y sus mejillas se sonrojaron ligeramente, adorable la vos traicionera de tu cabeza comento, mientras te golpeabas mentalmente por esa increíble estupidez el refunfuño algo.
-¿Qué? –le contestaste a un entre risas.
-De todas formas de seguro es mejor que tu color favorito –su tono era obviamente enojado.
-¿Qué el morado?, jamás.
-Sabes que sin rojo no habría morado ¿verdad?
-Lo sé, y eso es lo que lo hace tan genial, es la mescla de estos dos colores tan diferentes e increíble por si solos, que al unirlos creas algo totalmente asombroso y genial como el morado...
Ibas a continuar hasta que lo miraste bien, se había vuelto a sonrojar y estaba volteando a todos lados menos en tu dirección, lo cual era estúpido considerando que eras lo único en la habitación, entonces algo hiso clic en tu cabeza y notaste el doble sentido que podían tener tus palabras, ¡cállate!, tu voz interna grito, pero ya era demasiado tarde, de tu boca ya estaban saliendo más estupideces.
-Ya sabes juntos no hay quien los pare, el azul siendo tan cool y el rojo tan feroz e indomable.
Ahora ya no trataba de evitaba tu mirada y su sonrojo paso de un rosa claro a uno más intenso, tú mismo podías sentir tus mejillas arder, talvez era tu imaginación pero sentías que estaba más cerca tuyo.
-¿Cuál es tu tono favorito de morado? –pregunto, tan cerca de ti como para que puedas sentir los roses de su respiración.
-El de tus ojos –contestaste automáticamente.
Casi podías sentir a la voz de tu cabeza golpearte, esas palabras jamás debieron salir de tu boca pero ya era demasiado tarde, antes de que pudieras decir alguna estupidez para hacerlo parecer una broma algo te interrumpió.
Ese algo eran los labios de Keith, y dios que se sentía bien, inclinaste la cabeza para incrementar la profundidad, el tono del beso paso a un tono más acalorado, pusiste tus manos en el cabello de su nuca, él se subió a tu regazo y puso sus antebrazos en la pared a los lados de tu cabeza, de un momento a otro Keith abrió la boca para tomar una bocanada de aire por lo que lo aprovechaste para meter tu lengua mientras estaba distraído, lo cual no duro mucho ya que enseguida empezó a pelear por el dominio. Todo era perfecto hasta que la falta de aire y la voz de Pidge los interrumpió.
-Shiro, creo que ya no abra más peleas por un rato, pero no estoy seguro de dejarlos ir todavía.
Grito hacia la izquierda, después de eso les guiño un ojo y salió corriendo en la misma dirección. Ibas a perseguirlo pero recordaste que Keith estaba en tus piernas y que podías desperdiciar ese tiempo mejor.
Y así iniciaste la segunda ronda de besos.
Definitivamente ibas a agradecer a Coran y Allura por su idea.
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El primer one-shot de la semana, no me gustó mucho, pero enserio quería participar en la semana Klance. Cualquier error o critica háganmelo saber.
-RobotDisléxico
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One-Shots Klance.
FanfictionOne-shots para la semana Klance. Imagen de cherryandsisters.