Navidad. La época del año más hermosa y fabulosa... excepto para mí.
Verán, siempre todas las vísperas de navidad son insufribles para mi desgracia, ¿La razón? Después lo sabrán.
Mientras tanto, digamos que esta no era para nada mi época favorita del año.
Hasta que bueno.... él me hizo cambiar de parecer...
***
Mi historia comienza la víspera de Navidad pasada, eran las ocho en punto de la noche y el tic-tac del enorme reloj del abuelo resonaba por todo el vestíbulo principal de la ya adornada casa.
Todo era paz y alegría. La abuela se empeñaba en hacer su perfecto pastel navideño con higos, arándanos y demás frutos secos, y James mi hermano mayor, ayudaba al abuelo con los adornos navideños para la ocasión.
Todo el mundo tenía una importante labor qué realizar para los preparativos de la gran fiesta que se realizaría el día de mañana veinticuatro de diciembre, sí, todos excepto yo.
—¡Emma! ¿Acaso no planeas ayudar con los preparativos? —gritó la abuela desde la puerta de la cocina donde me observaba con el ceño fruncido y las manos sobre sus caderas.
La miré detenidamente, mi abuela era la mujer más mandona y estirada cuando se trataba de asuntos de importancia para ella, pero en situaciones normales y corrientes era la abuelita perfecta de un cuento para niños.
Ella era como un personaje salido de cuento físicamente hablando, siempre usaba sus vestidos de seda y encaje que rozaban el suelo como una perfecta nube que la seguía a todos lados, y su cabello era rizado y corto, de un color platino que la hacía ver aún más elegante y bella.
—Anda, ¿Qué esperas? —volvió a decir— ¿O piensas quedarte sentada en ese sofá todo el día?
Sonreí sarcásticamente y me puse en pie.
—No abuela, es solo que tú no me pones a hacer nada y en ese caso, ¿qué más puedo hacer?
Ella rodó los ojos y a continuación sonrió con algo de nostalgia en su mirada.
—Te pareces tanto a tu madre.
Al momento que dijo eso, mi mirada se volvió distante y fruncí los labios con fuerza mientras me daba la vuelta.
—Voy a poner los adornos de afuera —anuncié mientras salía con paso rápido hacia la puerta.
Cuando estuve fuera solté todo el aire que había estado contendiendo desde que la abuela había mencionado esas palabras típicas que te decían los mayores.
Fruncí el ceño aún más y recargué mis codos en el barandal del porche con la mirada fija en el paisaje cubierto de nieve.
Resoplé.
¿Qué acaso planeaba martirizarme toda mi condenada vida con lo mismo?
Había pasado un año, pero eso no lo hacía menos doloroso. Cada que lo recordaba sentía un vacío enorme en mi interior y como si todos los muros que había construido en mi corazón se fuesen a derrumbar de un momento a otro. Dejándome expuesta y vulnerable ante todo.
Una lágrima corrió por mi mejilla.
La sequé rápidamente y cerré los ojos con fuerza para tranquilizarme.
—¿Te encuentras bien?
Me di la vuelta sobresaltada
¿Cuánto tiempo había estado ahí? ¿Habría sido espectador del teatrito que había prometido montar sólo para mi sola?
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My RockGodTastic Incident
Romance-Gideon... -susurré. No podía dejar de repetir su nombre, era simplemente imposible. Quería sentirlo cerca, quería sentir su calor mezclándose con el mío. ¿Eso era lo que sentías por un amigo? No. Lo dudaba. Y es que... ¿Gideon siempre había sid...