Las fiestas son tan ruidosas que pensé que opacarían las voces susurrantes.
Pero no, no hay ruido en este mundo que calle esas voces.
Mi mente es un altavoz que solo yo oigo y me tortura con infinidad de cosas.
Ni el alcohol, ni las drogas, ni la musica a todo volumen, ni siquiera la chica tan guapa que tengo al lado pueden hacer que no oiga las cosas que me susurra mi mente.
Pero entonces llego ella, tan tímida y valiente. Tan triste y feliz. Tan oscura y llena de luz. Tan ella.
Y con solo una sonrisa consiguió que las voces se callaran y por fin pudiera descansar.
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¿Jugamos?
Diversos~Jugamos a muchas cosas sin leer las instrucciones ~ ©Prohibido la copia©