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- Ni locos vamos a terminar el álbum para este año - dijo el menor de los hermanos Kaulitz desde dentro de la cabina dándose por vencido con unas notas que no le acababan de sonar bien.

- Inténtalo una vez más, lo prometimos - su hermano Tom, mayor por sólo 10 minutos lo observaba  sentado desde la silla que estaba delante de la mesa de mezclas.

Ambos, gemelos idénticos, llevaban en el estudio desde de las 6 de la tarde. Ahora ya eran altas horas de la madrugada y estaban agotados. 

El joven de metro noventa, rubio y con aspecto cansado se deshizo de esos odiosos cascos con los que llevaba largas horas.

- No puedo, esto no sale - desesperación es lo que se notaba en su voz mientras salía a paso lijero de la pecera.

- ¡No hemos avanzado nada, Bill! - el otro joven de metro noventa, pero éste castaño, también sonaba golpeado por la fatiga. Al contrario que Bill, él solo quería terminar esa maldita canción que les llevaba molestando varias semanas. 

- Y no lo haremos si no te relajas un poco - Bill odiaba que le replicasen lo que hacía mal - Si no sale, no sale. Ya llegará el día en que terminemos - éste cogió su chaqueta y rebuscó en un bolsillo en busca de su paquete de cigarrillos.

- Nuestras fans están hartas. ¿Me oyes? - Tom se levantó de esa silla incómoda que le destrozaba la espalda y pronunció esas palabras dejando notar un ligero tono a preocupación.

- ¿Cómo sabes eso? - los dos gemelos y los otros dos componentes del grupo habían acordado hacía ya meses no leer los comentarios de fans, ya que últimamente solo los atacaban diciendo que su vida era una constante fiesta y olvidaban que tenían un grupo. Eso les entristecía y les impedía dar su 100% en la creación de su nuevo y épico álbum. 

Bill cogió el mechero de encima la mesa de centro y prendió el cigarro.

- Twitter... - contestó su hermano casi avergonzado por no haber llegado a cumplir la promesa.

- Deberías dejar de mirar los comentarios... - dio la primera calada.

- Me gusta saber lo que pasa en el fandom - el castaño se acomodó la gorra y cogió el cigarrillo que, minutos antes, había puesto detrás de su oreja. Se lo colocó entre los labios y extendió la mano hacia su hermano pidiéndole fuego.

- Tom... - soltó el humo antes de seguir - a estas alturas ya nadie se preocupa por nosotros. Solo quieren el álbum, sea como sea. No les importa llamarnos drogadictos con tal de justificar que tardemos tanto... - sus propias palabras lo delataron. Él también había pasado más de una vez por su twitter, si no... ¿Cómo sabía de lo que los tachaban? Aunque Tom ni siquiera lo notó.

- Vámonos a casa, ya no nos va a salir nada más... - Tom sabía que su hermano menor tenía razón. Todas las fans pedían de malas maneras su álbum. En el fondo las entendía pero, no podían hacer nada. Aun les faltaba bastante. El chico se había hartado de leer comentarios insultándolos. No había una que no hubiera dicho nunca algo malo de ellos. Bueno, sí. Había una. Una chica a la que Tom stalkeaba. Esa chica también pedía sus nuevas canciones, pero de otra forma. Esa chica era diferente. Esa chica les entendía y Tom la admiraba por ello. 

Los Kaulitz subieron al coche. Bill se sentó en el asiento del copiloto. Acomodó su cabeza y cerró los ojos. Les quedaban 20 minutos de viaje. Por otro lado, Tom conducía. No podía dormirse, aunque le costara evitarlo. Puso la radio y dejó sonar su disco favorito. 

Bill y Tom solo querían llegar a casa para meterse bajo las sábanas y relajarse. Mañana tendrían el día libre, por lo tanto, no debían preocuparse de llegar temprano a casa. Tampoco lo habrían hecho si tubieran que hacer algo. Siempre llegaban a partir de las seis de la mañana, cuando estaban en el estudio, claro.

En Los Ángeles estaba ameneciendo. Los rayos del sol que entraban por la ventana despertaron a Bill un par de minutos antes de llegar a su casa. 

Tom aparcó y bajaron sin decir nada. Entraron sin hacer ruido para no despertar a sus padres, los cuales vivian con ellos desde hacía años. Se dieron las buenas noches y cada uno se fue a su habitación.

Tom abrió la puerta y no vio ni rastro de su novia. "Seguirá por ahí" pensó. Y es que la verdad, su relación ya no iba tan bien como solía. Llevaban varias semanas discutiendo. Ria odiaba que Tom tuviera que pasar tanto tiempo fuera de casa, trabajando. Él, en su interior, se quejaba de que aun no pasara más rato ahí. Empezaba a odiar a su chica. La misma que había dejado su trabajo cuando Tom le empezó a pagar todo. La misma que salía día si, día también con sus amigas y llegaba borracha por las mañanas. Tom odiaba en lo que su novia se había convertido, pero aun así seguía con ella. ¿Por qué? Ni el mismo lo sabía. Él era el primero que, desde ya hacía un tiempo, quería una ralación seria. Con aun algo de locura, sí. Pero emborracharse cada noche y dormir una vez por semana en casa, no estaba en su definición. 

Bajó al salón a esperarla. Él debería ayudarla a subir las escaleras cuando llegara y sujetarle el pelo para que pudiera vomitar tranquila. Él siempre acababa soportando la peor parte. 

Se sentó en el sofá y sacó su iPhone del bolsillo. Abrió Twitter. Inició sesión con Tokio Hotel, la única cuenta que de momento podía usar, y buscó a esa chica. "Zoe". Le dio a la tecla de buscar y apareció en primer lugar. Su móvil ya sabía a quien quería ver Tom, ya que no era la primera vez que la buscaba. 

Su nombre era lo único que Tom sabía de ella y que tenía el pelo castaño. Era lo único que había podido ver en su foto de perfil. Salía media cara de la chica. Solo se podía ver su nariz y sus labios, los cuales a Tom le parecían perfectos. Tom se moría de ganas de hablar con ella, de preguntarle cosas, de saber quien era. Pero no le era fácil. Tokio Hotel no la seguía y no podía arriesgarse a delatarse. Aunque ni por un momento lo habría pensado, él no sabía si aquella chica sería capaz de contar a todo el mundo que Tom Kaulitz le había hablado.

La bombilla se le encendió. Se dirigió a la página inicial de twitter y se creo el suyo propio. De incógnito, claro. "K0620". Ese sería su user. Twiteó un par de cosas que pudieran parecer interesantes y empezó a seguir a gente. Algunos le dieron follow back enseguida, otros no. Finalmente, cuando ya tuvo cierta actividad (la normal de un primer día) la siguió. Esperando a que pudiera recibir un follow por su parte le dio RT a su último comentario: "Tokio Hotel, volved". Volvió a su perfil y vio que se acababa de despertar, almenos eso decía ella. Tom calculó y se dio cuenta de que esa chica vivía al otro lado del charco. Dispuesto a contestarle un "buenos días :)", el sonido de la cerradura lo interrumpió. 

Ria acababa de llegar. Como ya era de esperar, borracha. Ni siquiera alcanzó a cerrar la puerta que ya se encontraba en el suelo. 

- Tom, cariño - la peliroja lo saludó aun tumbada.

Tom no dijo nada y, dando un suspiro, la ayudó a levantar y llegar hasta el baño. Ya se había acostumbrado. Sabía todo lo que iba a pasar. Ahora emepzaría a vomitar y a decir que no saldría nunca más. Al día siguiente volvería a hacer lo mismo. 

Underage. (Tom Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora