III

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Al otro lado del charco, una chica corriente. Zoe, que al llegar del instituto se encierra en su habitación, se pone los auriculares y sube el volumen hasta que ni siquiera sus pensamientos, puede oir. 

Zoe no es la típica niña popular del colegio. Se lleva bien con todo el mundo, pero no todos son sus amigos. Ella es de esas personas a las que les gusta estar a solas pero, si pasan demasiado tiempo sin nadie alrededor tienden a sentirse inútiles, que nadie los necesita. Aun así, Zoe siempre intenta parecer feliz. El mundo la ignora pero siempre intenta dar lo mejor de ella. 

En el instituto, cuando cuenta sus gustos, la juzgan. No le suele gustar lo que a todos les gusta. Digamos que para el resto es la rara. A pesar de esto, cree que algun día encontrará a alguien que la entienda. Alguien con la que pueda ser ella misma sin que la juzguen. Alguien con quien pueda sentirse cómoda. Y ese día, no está tan lejos.

~ Sí, ¿qué pasa? ~

~ Te llamas Tom y vives en LA. Ahora dime que tu apellido es Kaulitz :') ~

~ jajajaja ~ fue lo único que ese chico misterioso le contestó.

- ¡A CENAR! - su madre la llamó salvándola de ese momento incómodo en el que no sabía que contestarle.

~Tengo que ir a cenar, hablamos otro día :) ~ Optó por no esperar la respuesta y bajó a la cocina para cenar. 

¿Quien iba a pensar que ese chico con el que Zoe había empezado a hablar se trataba de Tom Kaulitz? Zoe, por supuesto, no. Es más, si Tom se lo contara ella no le creería. Tom había hecho bien de callárselo. 

Zoe acabó de cenar. Subió a su habitación y se puso a repasar para el examen de matemáticas que mañana aprobaría por los pelos. Entre papeles y operaciones Zoe, estresada, iba levantando la vista de vez en cuando y sin querer, acababa distrayéndose con los cuatro posters que tenia en la pared. 

"Ojalá fuera una estrella mundial y no tuviera que estudiar toda esta basura" Se decía a si misma mientras observaba la imagen de Tom Kaulitz. Se tumbó en la cama ya desesperada porqué no le salian unso ejercicios y, casi inconscientemente, cogió su móvil y se puso en twitter. 

Vio que Tom le respondió con un Espero que sea verdad ;).  Zoe pensaba que, si realmente era un chico, no podía perder la oportunidad de hacerse su amiga. Ella aun no conocía a ningún tío  que le gustara Tokio Hotel. 

~¿Sigues ahí? ~ Zoe tenía curiosidad acerca de ese chico. Quería conocerlo.

A miles de kilómetros de Madrid, la ciudad de Zoe, el móvil de Tom vibraba con cada mensaje que le llegaba a twitter, así se aseguraría de que siempre estaría disponible para hablar con ella.

~ ¡Sí! ¿Estaba rica la comida? ;) ~

~ JAJA, ¡sí! ¿Qué haces? ~

~ Estoy en el parque paseando a los perros, ¿tú? ~

Ambos mantuvieron la conversación hasta altas horas de la noche (europea). Ni siquiera se dio cuenta Zoe, que ya era la 1 de la mañana. Si no dejaba de hablar, no habría manera de que se desperatara la mañana siguiente. 

Zoe no quería despedirse. Por fin notaba como alguien parecía interesarse por ella. Tom no le había parado de preguntar cosas sobre su vida... 

 ~Oye, ¿no es tarde en España, ya? ~ Lo era. Por fin Zoe se percató.

~No me había dado cuenta. Me ha pasado muy rápido el tiempo ;) ~ Aunque la chica no pudiera verlo, Tom sonrió. Y es que, el chico se dio cuenta de que Zoe,a parte de parecer interesante, lo era. En esas tres horas que había estado hablando habían salido cientos de temas diferentes, a cada cual más interesante. Ambos se hacían reír con sus respuestas. Ambos empezaban a darse cuenta de que tenían algunas cosas en común. 

~A mi también :) Ve a dormir ya, mañana estarás cansada ~

~¿Hablamos mañana? ~

~Sólo si tu quieres ;) ~

~Entonces sí ;) ¡Buenas noches! ~ 

~Buenas noches :D ~

Tom Kaulitz no podía estar más feliz. Por fin había podido empezar a tener relación con esa chica que llevaba stalkeando desde hacía meses. "¿Por qué no lo habré hecho antes? ¡Idiota!". Estaba sentado en el sofá, viendo un programa sobre subastas a lo béstia y con el móvil entre las manos sonriendo como un adolescente enamorado. A pesar de tener 24 años y cientos de historias amorosas cargadas a su espalda, se había puesto nervioso al hablar con ella. Solo podía pensar en conocerla más y más hasta poderle contar quien era él. Tenía miedo de que si lo hacía demasiado pronto, huyera. 

Tom, a parte, estaba asustado. Miles de posibles reacciones de Zoe al saber que hablaba con Tom Kaulitz pasaron por su cabeza. ¿Y si no es como realmente parece y es simplemente una fangirl que se aprovecharía de su fama? "No, Tom. Deja de pensar en eso. Conócela y verás que solo son tonterías". Tom quería creerlo. Quería asegurar que la chica (menos) misteriosa lo iba a tratar normal. Por eso debían hacerse primero amigos. 

Era día libre para los gemelos. Bill lo iba a pasar con unos amigos en un bar y Tom, en teoría, con su novia en casa. Ésta pero, se estaba arreglando en el baño dispuesta a salir. 

- ¡Ria! ¿Qué haces tanto rato en el baño? - Al acabar de formular la pregunta, por fin salió.

He quedado con mi hermano, ¿no te lo dije? -  Tom pasó de estar eufórico a decepcionado.

Íbamos a pasar el día juntos, ¿recuerdas? - La peliroja cogió su bolso y las llaves del cadillad de su chico. 

- Otro día, ¿vale? - Le dio un beso en la mejilla y salió por la puerta. Tom se quedó unos segundos pensativo, pero enseguida se lanzó a coger su chaqueta. 

Estaba seguro de que no había quedado con su hermano. Mario estaba de vacaciones en México y no volvería hasta la próxima semana. "¿Te crees que tu novio es idiota?" susurró para si mismo mientras rebuscaba en el cajón las llaves de su Audi. Cogió las gafas de sol de la mesilla del recibidor, se las puso y esperó lo suficiente para que le viera. Tom estaba a punto de vivir el peor rato de su vida. 

Consiguió alcanzar el coche de Ria, manteniendo siempre las distancias. Seguía el camino normal para ir a casa de su hermano pero, en la segunda desviación cambió el rumbo. Siguió un par de calles más y giró a la izquierda entrando en un barrio residencial de clase media-alta. Tom solo había estado allí una vez, cuando conoció a uno de sus artistas favoritos, Samy. 

Ria aparcó justo delante de su casa, Tom unos metros más atrás. La chica bajó del coche y se miró en el reflejo de la ventanilla. Se retocó el pelo y se subió un poco la falda. Dispuesta a llamar al timbre miró a ambos lados de la calle sin saber que Tom estaba ahí. La puerta se abrió y ésta entró. 

Tom se acercó vigilando que nadie le viera. Se escondió detrás de un arbusto y se limitó a mirar a través de las ventanas ya que se habían olvidado de correr las cortinas. Tom quería creer que su chica no lo engañaba, que solo había ido a hacer un recado. Pero no. Pronto comprobó que Ria era una guarra. 

Vio como los dos se empezaban a besar...

Underage. (Tom Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora