Tobias

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Aquella noche dormí junto a Darwin. Yo al lado de la pared y él al otro extremo de la cama. Sentía sus labios repartiendo besos en mi cuello y nuca, era relajante por lo que después de un rato logré quedarme dormido.

•••

La mañana llegó. Iba a tomar un baño primero pero estaba tan desconcentrado que no noté que Darwin ya estaba allí, pero bañándose.

—Lo si-siento Darwin, yo no sabía que estabas aquí. Mejor me voy —Le di la espalda, pensaba irme.

—No importa, si quieres entra y bañate conmigo.

—No e-es necesario.

No es que no quisiera, es que me ponía muy nervioso verlo desnudo y más si compartíamos la tina juntos.

—Por favor Gumball, yo quiero —Ah, no uses esos malditos ojos de perrito.

Suspiré.

—Está bien. Solo porque eres tierno.

Darwin salió de la ducha y envolvió su toalla en su cintura. Se acercó a mí y apartó mi camisa, así, hasta quitar por completo mi ropa. El quitó la toalla de su cadera y entramos a la ducha.

Era muy lindo ver a Darwin jugar entre el agua. Y vaya hermosa vista que tenía yo.

Me encantó aquel momento junto a él.

Al terminar el baño, también nos vestimos juntos.

Estaba por salir para desayunar, pero Darwin hizo que me estrellara contra la pared. Me había arrinconado, si no hubiera sido porque me besó, la espalda me estaría doliendo horrible.

—¿Te he dicho cuánto te amo?

Apuesto a que sacó eso de una cliché película de romance.

—Cre-Creo que sí.

—No tienes porqué estar nervioso. Confía en mí —¡Zeus. Me derrito de amor!

—Confío en ti, solo que... no
so-soy bueno en cosas románticas.

—Puedo enseñarte.

—Gracias.

Los nervios se esfumaron. Darwin me hace sentir tantas cosas.

Luego de eso bajé y vi a el resto de la familia desayunando juntos, me uní a ellos junto a Darwin —quien bajó minutos después—.

Salimos a tomar el autobús, una vez dentro del vehículo pude ver a lo lejos a Tobias gritándole a Darwin.

—¡Darwin, siéntate conmigo! —pedía.

—Me sentaré con él y... pasaré el resto del día también con él. Pero te prometo que en casa estaré contigo.

Asentí, no me gustaba la idea... pero era Darwin y no podía negarme.

•••

Me senté con Tobias. Yo sé lo qué él siente por mí. No sé si el sepa que yo no siento nada hacia él pero también pasaré mi día con él para hacerle saber mis sentimientos.

Gumball se sentó con Penny. Ah, la odio, quiere quitarme a Gumball y siento que por ella, él y yo ya no somos tan unidos como antes. Estuve observándolos por un rato.

—Darwin, ¿estás bien? —preguntó Tobias sacudiéndome por los hombros.

—Ehm sí, ¿por qué?

—Estabas mirando hacia adelante y fue, raro.

—Oh —reí—, es que pensaba en algo.

—Yo también pienso en algo, algo que me gusta y mucho.

Me sentí nervioso por la manera en la que me vio y cómo habló.

—¿Y qué-qué es?

—Obvio que eres tú. Había querido decírtelo desde hace mucho, pero no sabía cómo y finalmente tuve el valor de hacerlo. Solo espero que tú sientas lo mismo.

—Lo siento Tobias —me siento mal por él—, solo te veo como un amigo.

— ¿Friendzone?

¿Eh?

—De verdad lo siento.

—No importa, no importa. Puedo hacer que sientas más que amistad por mí.

Tobias se acercó a mí y me dio un beso. Me separé de él bruscamente, no quería que nadie nos viera, o peor, no quería que Gumball nos viera.

—¡Oye, ¿qué te pasa?! —exclamé enfadado. No podía besarme porque sí.

—Haré esto hasta que te enamores de mí.

—Y yo me alejaré de ti hasta que dejes de hacerlo.

Llegamos a la escuela. Yo caminaba por el pasillo, no podía pensar con claridad, lo único que había en mi cabeza era el beso y palabras de Tobias.

Él era un gran amigo, me duele perder su amistad por el amor que me tiene. Ah, al menos tengo a Gumball y con él nada cambiará.

Entré al aula finalmente. Gumball estaba sentado con Penny. Pensé que fue así porque le dije que estaría con Tobias.

Me senté solo.

—Hola, amor. ¿Estás solito? —maldito Tobias.

—No me llames así y lárgate —evité a toda costa mirarlo fijamente.

—No tienes qué tratarme así —se sentó a mi lado.

—Agh, déjame en paz.

Lo ignore, no quería seguir discutiendo con un idiota y para colmo, el maestro no vino. Genial, una clase libre en la que tendré que soportar a el imbécil a mi lado.

Continué ignorando cada acción o palabra de Tobias.

Rodeó mi rostro  con sus manos para acercarme a él. Intenté zafarme pero fue inútil. Me besó frente a todos, me soltó y toda la clase nos veía. Nos lanzaban piropos y aplausos. Recordé a Gumball, lo busqué con la mirada y estaba llorando. Salió corriendo hacia el baño, lo seguí sin prestar atención a mi al rededor.

—Gumball, ¿por qué lloras, estás bien?

—¡No, no lo estoy! Tú eres a quien yo amo, pero al parecer te gusta Tobias y si era así ¿por qué no fuiste con él desde el principio? Así que solo jugaste conmigo, estuviste conmigo para darle ventajas a él —sacó aquella conclusión entre llantos y sollozos.

—Gumball, yo... —lloré junto a él— lo siento, no fue mi intención. Tobias ha estado haciéndome todo esto, yo no quiero. Deseo alejarme de él pero no me deja en paz. Yo no jugaba contigo y nunca lo haría. Perdóname, no quise herirte

—Ah qué idiota soy —se dio una palmada en la frente y como es típico entre nosotros, dejamos de llorar—. No, yo lo siento. No debí decir eso sin si quiera saber lo qué pasaba. Y voy a ayudarte para que Tobias no te moleste más.

—Gracias Gumball, te amo demasiado.

Lo abracé y besé. Parecía un tierno tomate con cabello azul.

Salimos del baño y volvimos al salón nuevamente.

Gumball se acercó a Tobias. Oh, oh, esto se va a poner intenso.

—Oye, deja de molestar a Darwin. No puedes obligarlo a amarte.

—¿O si no qué?  —típico de los Wilson.

GumballxDarwin (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora