Capítulo III
Al entrar al restaurante, me di cuenta que era el mismo donde habíamos tenido nuestra primera cita. Muchos recuerdos me vinieron a la mente, éramos tan felices. ¿En qué momento todo cambió?
Nicholas corrió la silla para que yo me sentara, se cree todo un caballero el imbécil.
—¿Qué quieres para comer? —me preguntó.
—Nada, sólo quiero un café —dije algo incómoda.
—Está bien.
El mesero tomo nuestra orden mientras yo estaba de brazos cruzados. Me siento tan estúpida por haber venido, pensará que puede manejarme como quiera.
Cuando nos quedamos a solas, se formó un silencio demasiado incómodo. ¿Acaso piensa que yo tendré que hablar siendo que él fue quien cometió un error? En el momento en que ya me estaba dando por vencida e incluso me iba a ir; habló.
—Realmente no lo quise hacer.
Oh mierda, me debes estar jodiendo. ¿Es mi idea o todos los hombres dicen la misma estupidez siempre? De seguro lo deben haber obligado al pobrecito. Imbécil.
—Eres un idiota ¿lo sabes? No vine a perder mi tiempo acá para que me digas ese tipo de estupideces, si dirás algo, mejor que sea rápido y coherente que de los idiotas como tú, ya me cansé. —dije mientras lo miraba fijamente.
Vi que algo en su mirada cambió, no sé si era miedo o arrepentimiento, pero a estas alturas, qué más da.
—Sí, tienes razón...—susurró—. Lo siento. Todo este tema se me hace difícil de hablar, pero solo me queda decir que no tiene ninguna explicación lo que hice, en realidad lo hice por deseo más que nada.
Me dieron unas ganas tremendas de llorar, a pesar de que sé que no había una explicación lógica, todavía tenía una esperanza dentro de mí la cual decía que sólo había sido un error, que había sido algo más que sólo deseo, pero nuevamente terminé decepcionada. Las lágrimas ya me estaban nublando la vista. Miré hacia arriba, no quería que me viera llorar. Me tragué el nudo en la garganta antes de hablar.
—¿La amas? —pregunté.
Justo antes de que respondiera, el mesero llega con nuestra orden.
—Que disfruten. —dijo amablemente y se fue. Ni siquiera respondí, estaba tan absorta en el dolor de toda esta situación. Solo quiero irme a casa y no ver a Nicholas nunca más.
Nicholas carraspeó su garganta antes de hablar:
—No. Nunca la amé, sólo fue deseo. —afirmó seguro.
¿Y qué? Eso no cambia nada, definitivamente esta conversación fue un asco. Lo único que logró fue ponerme peor. Tomé mi cartera, me paré y Nicholas se paró también algo asustado.
—¿Dónde vas? —preguntó algo desesperado.
—De vuelta al trabajo, no tengo nada más que hacer aquí. —respondí seca. Di algunos pasos cuando me toma del codo algo brusco, lo cual hace que me tambalee en mis tacones—. Ten más cuidado idiota.
Frunció el ceño algo confundido por cómo lo llamé, de seguro.
—Lo siento —dijo soltándome—. Sólo quería decirte que no te fueras, quisiera estar más tiempo contigo. Amelia, no quiero perderte, cometí el error más grande del mundo, pero no quiero echar a la borda estos cinco maravillosos años juntos, eres el amor de mi vida, lo que pasó tan sólo fue un desliz, nunca más volverá a pasar.
¿Cómo puede decir tantas mentiras juntas? Mientras decía esas palabras, la rabia corría por mis venas. Amelia, contrólate, cuenta hasta diez.
—Puedo cambiar, enserio. Estoy enamorado de ti cariño, no sabes lo mal que me siento de haberte engañado, nunca lo pensé. Las cosas tan solo sucedieron, lo siento.
¿Dos meses no te bastaron para pensarlo? A la mierda la cuenta hasta diez.
Levanté mi mano y le di una bofetada que hasta a mí me dolió.
—¡Vuelves a buscarme y te haré la vida imposible! —dije apuntándolo. La estúpida con la que se acostó tiene novio, hace un par de días la vi en el centro con un chico de la mano y muy acaramelados, de seguro no le gustará saber que su 'princesita' lo engaña.
Me di la media vuelta y regresé a mi trabajo.
Estuve toda la tarde terminando unos papeleos y llamando. No recibí ninguna llamada ni mensaje de Nicholas, creo que le quedo claro que no quiero volver a verlo nunca más. Me siento tan estúpida al enamorarme de él, al creer en él. Lo único que quiero es llegar a casa y dormir para olvidarme de todo esto. El dolor es tan intenso que me cuesta ignorarlo. Tenía tantos planes y sueños con Nicholas, quería vivir todo a su lado, quería casarme con él, formar un futuro juntos. Lo amo, pero tengo que dejar de sufrir.
El sonido de mi celular interrumpió mis pensamientos. Era Anne.
—¿Hola? —pregunté.
—¡Amelia!, tengo planes para hoy. ¡Noche de chicas! —dijo emocionada.
Realmente no tenía ganas de salir, sólo quería llegar a casa y olvidarme de todo.
—Anne... —dije quejándome.
—¡Por favor, Amelia! No puedes quedarte en casa sufriendo por ese idiota. Venga, una salida te hará despejar tus pensamientos y disfrutar un poco. Realmente lo necesitas, eres hermosa y no por un imbécil dejarás de ser la Amelia que conozco —dijo con un tono de ternura.
En realidad, tenía razón, necesitaba despejar mi mente y poder olvidarme de una vez por todas de él.
—Está bien —accedí.
N/A: Mil perdones por haber estado tan desaparecida pero ahora volveré con todo. ¡Espero que les haya gustado este capítulo!, la otra semana subiré otro <3 Muchas gracias por su apoyo, realmente significa mucho para mi.
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Dulces mentiras, amor mío.
RomanceAmelia Johnson es una mujer con veintitrés años que se encuentra locamente enamorada de su castaño de metro noventa; Nicholas Harrison. Ambos se conocieron en la universidad, y desde ahí llevan más de cinco años juntos como pareja y Amelia espera qu...