Prólogo.
¿Él amor de mi vida me había estado engañando desde hace dos meses? Por Dios, como te odio Nicholas. No lloraría frente a él, ni en un millón de años. Pero estoy segura que cuando llegue a casa lloraré como una jodida estúpida sentimental con el corazón roto.
Tomé las llaves mientras suspiraba pesadamente. Él estaba detrás de mí, él sabía perfectamente que todo esto había terminado. Me costaría superarlo pero, con fuerza de voluntad, podré hacerlo. Estaba a punto de abrir el auto cuando me toma del brazo delicadamente haciéndome girar sobre mis talones. Nuestras miradas se encontraron; él tenía la nariz roja y el rostro brillando gracias a sus lágrimas. Oh no idiota, no me creeré esas lágrimas de cocodrilo, jodido imbécil.
-Por favor, no me dejes, Amelia. -suplicó.
-Lo siento Nicholas, pero cometiste el más grande error. Yo confié en ti, te entregué todo de mí y ¿así es como me correspondes? No puedo llamar a esto amor. Lo nuestro, para ti, fue sólo un juego y créeme que no vale la pena estar con alguien así. -dije al borde de las lágrimas. Tenía que ser fuerte, no podría mostrarme débil ante él.
-No digas eso por favor, lo nuestro para mí fue y es importante. No quiero perderte mi amor, no quiero, por favor, perdóname. -se acercó a abrazarme, pero yo sólo me quedé quieta, no podía perdonarlo tan fácilmente. -Dame una última oportunidad por favor. -Dijo mientras me abrazaba más fuerte: -No te dejaré ir, yo te amo Amelia. -levantó su cabeza y me miró a los ojos. Yo aparté la mirada, rápidamente.
-Tan solo dices dulces mentiras, amor mío. -dije con un tono burlesco junto con una sonrisa fingida. Rápidamente quité toda sonrisa de mi rostro y me puse seria. -Si me amas como dices, no me hubieses engañado. Te hubiese perdonado si sólo hubiese sido un error del cual no fue tu culpa, pero esto claramente es tu culpa y fue tu decisión ya que esta mentira lleva más de dos meses Nicholas, llevas más de dos meses engañándome con una mujer. Eres detestable, mírate. - lo miré e hice una mueca de asco, ya que realmente me daba asco, es un maldito cerdo ¿cómo me ha podido hacerme esto? ¿Cómo fui tan estúpida?
Él se separó de mí y bajó la mirada. -Me heriste, pensé que yo era alguien importante para ti, pero me equivoqué. Nuestra historia ha terminado.
-Dame una oportunidad por favor. -dijo él, aún con la mirada baja. Suspiré. ¿Realmente cree que le daré una oportunidad? Ni en sus mejores sueños.
-Necesito un tiempo para pensar las cosas. Sólo te diré que te amaba -claramente todavía lo sigo amando, pero, joder, no tiene porque saberlo-, y que te quiero agradecer que en alguna circunstancia de nuestra relación me hiciste muy feliz. -dije firmemente con la frente en alto, como una mujer fuerte aunque por dentro me sintiera la persona más débil del mundo que con sólo un susurro se desploma.
-No me dejes... -susurró él, mientras me tomaba la mano para luego acariciármela. Aparte mi mano bruscamente y volví a hablar, pero ahora con un tono más frío. -Debemos tomarnos un tiempo para poder tratar de salvar lo que algún día fuimos, adiós Nicholas.
No dije nada más y tampoco deje que respondiera. Entré al auto lo más rápido que pude, no quería escuchar su voz de nuevo, no quería saber nada más de él. Lo vi por el espejo retrovisor; estaba estático, no se movía, ni nada, sólo mantenía la mirada fija en el suelo. ¿Realmente él me amaba?, A veces hay amores que simplemente no pueden ser, y creo que éste es uno de ellos.
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N/A: !Hey! espero que les guste el prólogo. !Si les gustó no se olviden de votar y comentar! Gracias.
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Dulces mentiras, amor mío.
RomansAmelia Johnson es una mujer con veintitrés años que se encuentra locamente enamorada de su castaño de metro noventa; Nicholas Harrison. Ambos se conocieron en la universidad, y desde ahí llevan más de cinco años juntos como pareja y Amelia espera qu...