El último abrazo

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Soy licenciado, tengo carro y de vez en cuando trabajo de taxi para tener otros ingresos...

Cierta noche recibo una llamada

Yo: si buenas noches

Cliente: buenas noches señor necesito que me venga buscar a mi casa, y me lleve hasta el ancianato que se encuentra al pie de la montaña

Yo: Mu bien deme su dirección y estare ahi...

Tome mi taxi y transcurrido 15 minutos me encontraba en una casa algo lujosa, toque el claxon casi de inmediato aparece una señora, que calculo tenía 90 años, procedi a ayudarla con su maleta y a subir al carro, me lo agradecio  y me dijo que se llamaba Lucia.

Lucia: Hijo antes de ir al ancianato por favor vaya a poco a poco hasta el centro

Yo: Está bien pero eso aumentará el precio

Lucía: no se preocupe por eso...

 Anduvimos recorriendo todo el centro de la ciudad y ella me contaba todas las anécdotas que tenia de esos lugares, me comentó que en su juventud festejó en numerosas ocaciones en las discotecas y bares que existían en donde hoy se encuentran grandes y grises edificios de oficina, al intentar dirigirnos hacia el lugar acordado me solicita algo..

Lucía: Por favor cruce a la izquierda...

Al llegar a un sector llamado San Bernardino me comenta...

Lucia: yo trabajé toda mi vida siendo enfermera en esta clínica, aquí conocí a quien fue mi amor eterno, aquí nacieron mis hijos, viví alegrías, tristezas  siempre tuve entusiasmo de atender a mis pacientes lo mejor que podía...

Yo: disculpeme pero ¿cuántos hijos tuvo? 

Lucia: Yo tuve 3 hijos, siempre lo di todo por ellos, nunca deje que les faltara nada, aunque eso hubiese implicado que o dejara de comer para que comieran ellos, nunca me importó privarme de mis cosas para darles la mejor educación  las comodidades que necesitaban.

Yo: ¿pero ellos aceptan que usted se vaya a un ancianato?

Lucia: yo lo di todo por ellos, pero después de grandes se les olvido,se olvidaron de mi y me pidieron que me viniera para acá, pero si eso es lo mejor para ellos no me importa hacerlo aunque o muera sola

Un escalofrio recorrio mi cuerpo y las lágrimas fueron inevitables, recordé a mi difunta madre, y pensé en que ellos tenían a lo más importante en esta vida que es la madre y no la valoran, eso me hizo llorar aún más....

Al llegar al ancianato, la Sra. Lucía me pago, me agradecio y me bendijo, inmediatamente salí para abrirle la puerta  sacarle su maleta... no soporté más y la abrace como si fuese mi propia madre y ella con lágrimas en los ojos me correspondió, sentí en ese gesto el mismo cariño que le tenía a sus hijos, agarre su maleta y se la lleve hasta la entrada de aquel gris sitio.

Aquella buena mujer entró y al cerrar la puerta sentí un golpe (ruido) tan tétrico, que solo la muerte pudo haber sido la causante, senti tristesa  al mismo tiempo orgullo de haber sido su ultimo abrazo

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